SIN ACRITUD

Seguir viviendo

Es duro reconocer que nuestros corazones están con las víctimas, pero que nuestras cabezas están saturadas de tanto dolor

Ignacio Moreno Bustamante

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Resulta difícil volver a la rutina después de tanta tragedia. Hablar de nuevo de asuntos que, en comparación con todo lo ocurrido, resultan banales. Por importantes que sean. Que lo son. La Guardia Civil se pasa más de diez horas registrando el despacho del fiscal ... general del Estado. ¡Del fiscal general del Estado! Vigilando al que vigila, a quien debe velar por nosotros, a uno de los cargos públicos más importantes de nuestra democracia. Al mismo tiempo, la mujer del presidente sigue investigada por hasta cuatro posibles delitos. Ábalos, ex mano derecha de Sánchez y ex ministro, tiene pie y medio en la cárcel por liderar una trama de corrupción tan sórdida y chusca como cercana al Gobierno. Bildu negocia presos por presupuestos. El portavoz del principal socio del PSOE es un reconocido abusador sexual y sus compañeros y compañeras de partido, tan feministas ellos y ellas, lo ocultaron por puro interés político. El consejo de ministros y sus socios reparten entre sus más afines sillones en RTVE a razón de cien mil euros por cabeza. Esto último en plena tragedia por la DANA... son tantos los asuntos que nos degradan como sociedad, como país, que asusta. Durante 72 horas los hemos 'aparcado' y así debía ser. Pero no conviene olvidarlos, porque todos esos que nos avergüenzan desde hace más de seis años, son los responsables últimos de que cuando la naturaleza nos golpea –que lo hace con cierta recurrencia– los daños sean mínimos. Un país fuerte, desarrollado, no debería estar continuamente enfrascado en polémicas que nada tienen que ver con los problemas de los ciudadanos. Un Gobierno fuerte, honrado, tiene que estar preparado para reaccionar en el minuto uno de la tragedia. Antes incluso, para preverla y minimizar daños. El error humano es una variante más de esta ecuación, obviamente. Puede ocurrir. No es fácil predecir que una DANA va a soltar 500 litros de agua por metro cuadrado en apenas minutos. Pero una vez que sucede, los protocolos deben estar claros y el tiempo de reacción debe ser mínimo. Habrá que revisar todos esos protocolos, la coordinación entre el Gobierno central y los autonómicos. Si de toda esta desgracia al menos sacamos eso, algo habremos ganado.

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