SIN ACRITUD
Progresan adecuadamente
Por lo visto, el culmen del avance social es que los niños jueguen a las cocinitas y las niñas aprendan a masturbarse cuanto antes
Así que el progreso era esto. Era colocar en las más altas instancias de la judicatura a tus antiguos ministros para controlar el poder judicial. Era sacar a la Guardia Civil de Navarra. Era indultar a Junqueras y sus compinches. Era exculpar a Griñán porque ... es buena gente. Era ver durante años a Puigdemont paseando por Bruselas, bufandita al cuello, riéndose de toda España. El socialismo era dejar a Otegi homenajear a etarras cuando le venga en gana. Era callar cuando Irene Montero, en su delirio, acusa al oponente político de promover «la cultura de la violación». Y por supuesto, progresar es que los violadores queden libres para buscar nuevas víctimas. Todo eso es progresar, por lo visto. Así lo entiende nuestro Gobierno, que cede a todas y cada una de las perversas peticiones de sus socios para seguir en el poder. Para garantizarnos a todos un futuro mejor. A nosotros no sé. A ellos mismos seguro que sí. Habrá que hacérselo saber al señor director de la RAE, don Santiago Muñoz Machado. Porque la segunda acepción del término 'progreso' es errónea. A día de hoy reza así: «Desarrollo continuo, gradual y generalizado de una sociedad en los aspectos económico, social, moral, científico, cultural, etc.». Habrá que cambiar «desarrollo de una sociedad» por «desarrollo de unos cuantos». De una inmensa minoría progresista. La progresía.
Y mientras independentistas, filoetarras, violadores y ministros progresan, usted y yo no hacemos sino retroceder. Como la inmensísima mayoría de españoles. A este paso, seremos nosotros los que acabemos en la cárcel. Usted, en Sevilla I. Un servidor, en Puerto II. Por cualquier ocurrencia de algún progre. Porque desarrollarse como sociedad, por supuesto, también implica redactar leyes como la aprobada ayer merced al inefable ministro de Consumo, que prohíbe que las niñas salgan en anuncios de cocinitas y que a los niños se les vea jugando a policías y ladrones. Por supuesto nada de rosa para ellas y azul para ellos. O elles. O binarios. O lo que sean ahora. Mejor vaya sobre seguro y esta Navidad regale algo rojo, que ahí fijo que no se equivoca. A ver si, progresando progresando, lo mismo penan con dos años y un día de cárcel el hecho de que usted le regale una corona de princesa a su nieta, con lo que le gustan. O un balón al niño, para que desfogue. Ahora, para desfogar en la infancia, habrá que enseñarles a masturbarse. Que por lo visto también es avanzar en derechos. En eso los simios están mucho más adelantados que nosotros, mire por donde. Se tocan sin complejos donde les pille, que debe ser el 'summum' de la libertad para las Belarras de turno. Cualquier día les dan el derecho al voto, a los monos digo. Que los animalistas también quieren aumentar su cuota de poder, ahora que han conseguido que se castigue igual pegarle a un padre que darle un pescozón a un galgo, su mascota preferida.
Esto es un no parar. De progresar. Y aún nos queda un año. No va a haber libros suficientes para relatar los méritos por los que Pedro Sánchez pasará a la Historia. Así, con mayúsculas.
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