SIN ACRITUD
Pobres, ignorantes y vilipendiados
Llevamos años dando pasos para atrás como sociedad, pero no podemos darnos por vencidos, luchar para revertir esta situación
Déjeme que comience hoy esta reflexión dominical agradeciéndole sinceramente que la esté leyendo. Es usted un/una valiente. Ya vamos quedando pocos que dediquemos parte de nuestro tiempo a leer. Menos aún a leer prensa. Y si encima en este momento lo que tiene usted ... en sus manos es la edición de papel, dígame por favor sus datos personales y su dirección que le enviaré gustoso un agradecimiento personal en nombre de todos y cada uno de los periodistas que en el mundo hubiere. Existen estudios –otra cosa no, pero en estos tiempos modernos para todo hay un estudio– que dicen que el porcentaje de españolitos que leemos libros es de casi el 70%. Va usted por la calle, y siete de cada diez seres humanos mayores de 14 años que se cruce de camino al súper afirman leer varios libros al año. Ora por ocio, ora por trabajo, hasta diez de media dicen que se meten por los ojos, los muy canallas. Mentirosillos. Este estudio del que les hablo, en el que participa el Ministerio de Cultura, debe ser algo así como el CIS de Tezanos, que no acierta ni a tiros. La gente miente más que habla, más aún si les hacen una encuesta en la que la pregunta es si dedica más o menos tiempo a la cultura. Quedar bien es gratis y no hace daño a nadie. Lo de los documentales de La2, que todo el mundo dice ver, versión libro. No se lo creen ni ellos. Los índices de lectura en este país están por los suelos. Y en la gente joven, con tanta tecnología, tanta pantallita y tanto tik tok, para qué les cuento. Yo he visto cosas que usted no creería, como un niño intentando ampliar la letra de una página de un periódico de papel uniendo y separando sus dedos índice y pulgar, ya sabe a qué gesto me refiero. Y una sociedad que no lee, que no se culturiza, está abocada al fracaso. De un modo u otro, más tarde o más temprano, este retroceso cultural terminará pasando factura.
Si a ello le unimos que cada mes que pasa estamos, todos, más empobrecidos, el panorama se antoja complicado. Quizá uno de los motivos por los que cada día se lee menos en España es que después de la hipoteca o el alquiler, la luz, el gas, el IBI, el temible carro de la compra, la tarifa plana del móvil, las zapatillas de deporte del niño, la cervecita del fin de semana –ahí no fallamos–, las vacaciones en la playa –cada año más cortas– y la revisión del coche, no nos queda un duro para libros. O para periódicos. El orden de prioridades está muy claro. Y es lógico. El Gobierno dirá lo que quiera. Que la economía va como una moto. Que baja el paro. Que récord de contrataciones. Lo que quieran. Pero la realidad es la que es y las matemáticas son indiscutibles. El coste de la vida ha subido en los últimos años infinitamente más que los sueldos. Lo cual significa que somos más pobres. El poder adquisitivo a tomar viento. Ahora nos quieren dar coba con el IVA del aceite y otras milongas. Que va a bajar 50 céntimos dicen. Obviando que hace dos años costaba cinco euros menos. Y usted cobra lo mismo. Engañabobos se llama eso.
Siento esta reflexión tan funesta. Encima que es usted de los pocos que van quedando que leen artículos de prensa, un servidor le amarga la mañana del domingo recordándole que cada día somos más incultos y más pobres. Y eso sin entrar en los pasos que estamos dando para atrás en cuestiones de ética, de moral y valores. Con nuestro Gobierno dando muestras diarias de un cinismo y una falta de escrúpulos denigrantes. Mintiendo sin pudor y hasta controlando a buena parte de los jueces para utilizar los tribunales en su beneficio político. Lo de las excarcelaciones de los condenados por el caso ERE es escandaloso. Sobre todo porque se está mandando un mensaje de impunidad peligrosísimo. Y porque una sociedad en la que unos cuantos manejan la ley a su antojo, como si fueran el sheriff de un pueblo del oeste americano, es una sociedad podrida. Pero hoy no entraremos en eso. Hoy quedémonos con que si aún tenemos algún atisbo de esperanza de revertir esta decadencia en la que estamos cayendo poco a poco, casi sin darnos cuenta, es precisamente gracias a gente como usted. Que al menos aún dedica parte de su tiempo a leer, a culturizarse, a mantenerse informado. Obviamente no tiene por qué estar de acuerdo con esta reflexión. Ni con la de cualquier otro. Pero al menos tiene interés en formarse su propio criterio. No se deja llevar por la corriente. Personalmente a eso me agarraré. Pensemos que aún hay esperanza. Que tocaremos suelo y remontaremos. Que como sociedad saldremos de este aletargamiento en el que estamos, en el que todo vale. En el que somos incapaces de plantar cara con nuestras armas democráticas a quienes nos mienten, nos empobrecen y nos manipulan. De lo contrario, la única opción que me queda es irme derechito al Campo del Sur y tirarme por los bloques. No lo haré. No me dejaré vencer. Y espero que usted tampoco.