Hechos y no palabras

El relato, ese que tan bien domina la izquierda radical, tiene que sustentarse con hechos, que en política se llaman presupuestos generales

Los mantras. Las mentiras mil veces repetidas que se convierten en realidad, como decía Göbbels. Cuánto paralelismo entre el líder de la propaganda nazi y los líderes de la izquierda radical actual. Populismo. Progresismo, dicen. Se apoderaron del término y lo pervirtieron. Porque sus ... doctrinas conducen exactamente a lo contrario de progresar. Sólo traen retroceso. La historia lo ha demostrado, desde mucho antes del nazismo. Pero no cambia el relato. Su relato. Ese lo tienen ganado. Al menos para buena parte del electorado. Aunque todo sea mentira. Para millones de personas, una sociedad sólo puede avanzar según los mandatos de los herederos del marxismo, que aquí en España están representados por quien ya sabe usted. Por los que gobiernan de la mano de Pedro Sánchez. Estos días, con motivo del 40 aniversario de la victoria electoral de Felipe González, nos han recordado cómo aquel PSOE tuvo que renunciar a sus principios marxistas para apostar por la democracia. Hoy día ya ven. Vuelta a los orígenes. Retroceso, lo que les decía. La izquierda radical, bajo ese falso paraguas del progresismo, se ha apoderado también de múltiples banderas: la cultura, educación y sanidad públicas, la sexualidad, la protección social... todo en teoría. Porque luego llega la práctica y la mayor parte de sus eslóganes, de sus cantinelas, se caen por su propio peso. La palabrería se tiene que sustentar en hechos. Que en política suelen llamarse presupuestos. Ahí, en las cuentas, es donde están las verdades del barquero.

El Gobierno de España ha prostituido las suyas a cambio de apoyos de independentistas vascos y catalanes, amén del podemismo ilustrado. Sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado nos ha costado a los españoles el indulto de los secesionistas, el acercamiento de asesinos etarras, la barra libre para que los adolescentes cambien de sexo como quien cambia de ropa... y muchas más concesiones. Algunas menores de las que probablemente ni nos hemos enterado ni nos enteraremos. Ya no importa el contenido de ese documento oficial de los PGE. La factura a pagar por ellos es demasiado elevada.Justo al contrario ocurre en Andalucía, donde hay un Gobierno con mayoría absoluta. Que no está condicionado por nadie. Que podrá acertar o equivocarse con las cuentas, pero son cuentas limpias. Cuentas en las que priman el gasto en sanidad pública, que se triplica. El gasto en servicios sociales, cuya partida roza los 28.000 millones de euros. Los 'fachas', destinando miles de millones a educación, vivienda, empleo, cultura... Y de rebote, o de pleno, la provincia de Cádiz es una de las más beneficiadas de toda Andalucía. Sólo Sevilla la supera en inversión. Con la mayoría de los ayuntamientos teñidos de rojo PSOE, cuando no morado podemita. Cuando lo fácil, lo que harían ellos, es 'tirar' para provincias 'amigas'. Hechos, y no palabras. Hechos que hablan por sí solos. Pero hoy día importa más lo que dices que lo que haces. El relato. Ese canalla.

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