SIN ACRITUD

Misterios de la política

Todo el socialismo andaluz califica a Montero como una gran candidata, pero no se le conocen grandes méritos ni antes como consejera ni ahora como ministra, más allá de ser la que más grita y más fuerte aplaude siempre

A estas alturas es muy difícil que cualquier acción política de este nuestro Gobierno de España nos sorprenda. Por descabellada que sea. Por muy alejada que esté de lo que entendemos por ética. De la moralidad, incluso. A fuerza de utilizar su poder con el ... único fin de mantener ese mismo poder, estamos más que curados de espanto. Anestesiados ante cualquier tropelía. Indultos, amnistías, filtraciones de datos privados, acercamientos de presos, beneficios fiscales a sus socios, asalto a las instituciones –con particular descaro en las que tienen que ver con la Justicia–, cesiones de competencias... son tantas y tan variadas que nada nos causa espanto. Siquiera estupor. A estas alturas ya hemos asumido que Pedro Sánchez hará cualquier cosa, lo que sea, con tal de seguir siendo presidente. Y la mayor parte de esas cosas son 'encargos' directos de Puigdemont, el dueño de la llave que accionaría la palanca para desocuparle de La Moncloa. Pero no lo va a hacer porque jamás se vio en otra y ante un Gobierno tan débil. Todo lo que ha hecho y seguirá haciendo el 'sanchismo' para seguir gobernando el país está más que claro. Sin embargo, ahora han entrado en una segunda fase, que es la de intentar recuperar poder a nivel autonómico, donde el PP tiene una hegemonía evidente. De ahí que haya colocado a varias de sus personas de mayor confianza al frente del PSOE en sus respectivas autonomías, como Óscar López en Madrid o Pilar Alegría en Aragón. A nosotros nos ha tocado María Jesús Montero. Qué le vamos a hacer. Es lo que hay. A decir de los afiliados y muchos votantes socialistas, es una gran candidata para disputarle la Junta de Andalucía a Juanma Moreno. Igual un día nos explican cuáles son sus grandes méritos y lo entendemos. Pero por ahora no es más que un gran misterio de la política. A lo mejor es que ser la que más grita y la que más fuerte aplaude cuando habla su jefe es un mérito incalculable. Puede ser. Pero ni antes como consejera andaluza ni ahora como ministra se le recuerda nada que haya revertido en la mejora de la vida de los onubenses, los granadinos o los cordobeses. Desde luego de los gaditanos seguro que no. Quizá sí de los de Jaén, a los que alivió su deuda histórica a cambio de una moción de censura y arrebatarle la alcaldía al PP. Es decir, utilizar sus herramientas como ministra de Hacienda de forma indebida para beneficiarse como candidata socialista.

Y ese es el problema. Que va a seguir haciéndolo. Va a utilizar su poder en Madrid –que no es ni más ni menos que el Ministerio de Hacienda– en beneficio propio. Lo hará donde y cuando le convenga. Beneficiará a los ayuntamientos gobernados por el PSOE y discriminará a los que visten de azul. Ella y el Gobierno en general. Ahora, por ejemplo, tienen una excelente oportunidad de hacer algo en favor de los gaditanos. Si quieren, pueden comprar el edificio de Náutica y construir más de cien viviendas públicas. Con preferencia para los vecinos de la ciudad. Han criticado abiertamente la posibilidad de que se construyan pisos privados. Pues ahí la llevan. La ocasión la pintan calva. Lo han hecho antes, por ejemplo en San Fernando, donde a través de la Entidad Pública Empresarial de Suelo adquirieron una parcela de Defensa en La Ardila para levantar 71 VPO. Ah, perdón. Un matiz. En San Fernando gobierna el PSOE. En Cádiz el PP. Pues olvídese usted del tema. No lo harán. Ni se lo plantearán. Porque en realidad no pasa nada. Estamos anestesiados. Curados de espanto. Aburridos de tanta tropelía política.

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