SIN ACRITUD

Madrileños

Son una inmensa minoría, pero sí se desprende un ridículo tufillo prepotente en algunos veraneantes

Ignacio Moreno Bustamante

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A los madrileños madrileños, de 'Madriz' 'Madriz', les llaman gatos. Vaya usted a saber por qué. Según la leyenda es por un soldado que, en una batalla en plena Edad Media, escaló una muralla muy alta para quitar una bandera islámica y colocar una cristiana. Un facha de toda la vida. Su valentía despertó la admiración del Rey Alfonso VI, que dijo que había escalado como un gato. De ahí el término. Para ser considerado como tal hay que ser madrileño de tercera generación. Lo que no saben los madrileños madrileños, de 'Madriz' 'Madriz', es que madrileños somos todos. Fíjese que los ocho apellidos más comunes en la capital son: García, Fernández, Sánchez, González, López, Rodríguez, Martín y Martínez. Y para rematar, el noveno, Pérez. Un rancio abolengo de andar por casa. En Madrid, como en todas las grandes capitales que en el mundo hubiere, se impone la heterogeneidad, la multiculturalidad. Si mañana le sale a usted un contrato de seis meses como camarero en un bar de Chamberí, ya puede considerarse tan de los madriles como el que más. Porque es cierto que la capital de España acoge a la gente como ninguna otra. Y eso es porque todos son de allí y de cualquier otra parte. De Segovia, de Toledo, de Cádiz, de Bilbao, de Teruel. Madrid es una ciudad maravillosa que además se ha colocado a la vanguardia en nuestro país en muchas cosas. Por méritos propios y por deméritos de Barcelona, que de ser la más cosmopolita y moderna ha tornado en referente para okupas y ladrones de medio pelo que campan a sus anchas. Al menos esa es la imagen que se transmite en los últimos años. Del independentismo, los Mossos y Salvador Illa hablaremos en el próximo programa.

Hoy estamos con los madrileños, que si es cierto que como anfitriones son excelentes, cuando salen por ahí la imagen cambia. Cuando vienen a Cádiz, por ejemplo. En verano, por ejemplo. No sé si será porque el Real Madrid gana siempre la Copa de Europa. O porque se han dejado llevar por el ímpetu de Díaz Ayuso. El caso es que se han venido arriba y a algunos se les nota un cierto y ridículo tufillo prepotente. No a todos, obviamente. De hecho la inmensa mayoría son perfectamente amables y educados. Pero ya se sabe que en estas cosas siempre hay una minoría muy ruidosa. Sinceramente no me extraña la postura del bar gallego que ha decidido cerrar durante el puente de agosto harto de la chulería y prepotencia de según qué clientes. Los municipios turísticos estamos acostumbrados a la 'invasión' veraniega. De hecho somos conscientes de su importancia para nuestra economía. Pero de ahí a tener que ver cómo cuatro tontos se creen superiores por el hecho de que su padre emigró de Albacete a Madrid en los 70 y ahora él trabaja como administrativo en una compañía de seguros de la Gran Vía, pues mire usted, no. No se trata de madrileñofobia. Se trata de exigir respeto de todos para todos. Y en el fondo, se trata de ir marcando la senda del turismo de calidad y durante todo el año. Que se abarroten nuestras playas y nuestras carreteras durante dos meses con millones de turistas no es el futuro. No debe serlo. Hay que cambiar cantidad por calidad. Porque con este calor a todos nos cuesta más aguantar las impertinencias. Y pasa lo que pasa. Que pagan justos por pecadores. Viva Madrid, los gatos y la Puerta del Sol. Madrileños somos todos, señor Pérez García.

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