Infantilismo a granel

«Si los graneles no contaminan, que los ponga en Vistahermosa» es la infantil y acomplejada respuesta del Ayuntamiento de Cádiz a un asunto vital como es el futuro de los terrenos de Delphi

El equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Cádiz es una máquina de inventar ocurrencias. En realidad, los actuales encargados de dirigir los designios de la capital gaditana son activistas, más que políticos. Y ya se sabe que un activista, o llama la atención a ... voz en grito o no es nadie. Esta misma semana, de camino al periódico, me encontré a las puertas de los juzgados del estadio Carranza a un grupo de unas 50 personas que protestaban contra la «brutalidad policial» contra la clase trabajadora. Al frente, un señor de unos 60 años con un micrófono enchufado a un altavoz muy grade, grandísimo, que arengaba a las masas. Cito textualmente: «La clase trabajadora es lo mejor que tiene este país. La clase trabajadora es la que levanta este país. No se pueden consentir las agresiones constantes a la clase trabajadora de este país. Porque la clase trabajadora es la que levanta este país. No Amancio Ortega, ni Florentino Pérez, ni el otro ni el de la moto». Y yo, que iba en moto y tenía el semáforo en rojo, aceleré en cuanto se puso en verde y me fui de allí.

Que ese señor reivindique a la clase trabajadora está muy bien. Es necesario e higiénico para nuestra sistema de convivencia democrático. Que para hacerlo trate de manchar el buen nombre de la Policía Nacional es cuanto menos cuestionable. Pero es su opinión. Allá él. Lo malo es cuando esto mismo se hace desde las propias instituciones democráticas. Por aquí tenemos amplia experiencia de dirigentes con megáfono. Que si tanquetas, que si represión… la perorata de siempre. Su nivel de populismo es excelso, de los más altos de este país, y les retrata a la perfección. Pero esta semana se han vuelto a superar a sí mismos con una afirmación que de absurda, resulta hilarante. Le pongo en contexto. Terrenos de Delphi, abandonados desde hace lustros. Hace un par de años por fin se decide que sean para la Autoridad Portuaria, que debe explotarlos para generar riqueza. Todos están de acuerdo: Gobierno, Junta, Diputación, Ayuntamiento de Puerto Real y Ayuntamiento de Cádiz. Sin embargo, hace unos meses el Cádiz CF, en una jugada sorpresa, los compra en subasta pese a saber que existe una orden de expropiación a favor de la APBC. Y empieza la guerra. El argumento principal del propio club –apoyado por los ayuntamientos de Puerto Real y de Cádiz, que cambian su discurso– es que ellos van a crear empleo en lugar de utilizarlo para acumular graneles. Que los graneles son perjudiciales para la salud porque llenan el aire de bacterias tóxicas. Años llevan allí descargándose y nunca nadie dijo nada, pero eso es otra historia. El caso es que Teófila Martínez recurre a especialistas en la materia para que estudien la calidad del aire y éstos concluyen que nada de nada. El aire que respiramos en la Bahía de Cádiz es puro. Purísimo. Y ante esto, la reacción del podemismo gaditano, encarnado en el alcalde y concejales de Cádiz es emitir un comunicado oficial, con sello y membrete del Ayuntamiento, en el que dicen textualmente: «Si los graneles no contaminan, que Teófila los ponga en Vistahermosa y no en una barriada obrera». Tal cual. Esa es su respuesta a un informe independiente, meticuloso y profesional. Una respuesta que esconde odio, rencor, envidia, complejo de inferioridad... y sobre todo infantilismo. Ya lo decía ayer el escritor colombiano Carlos Granés en una excelente Tercera en ABC: «Los políticos no tienen más remedio que renunciar a todo infantilismo, porque la materia de trabajo de los políticos no es la fantasía, sino la realidad concreta, los problemas palpables, las necesidades que apremian» y añadía que a ellos (los polñiticos) «les corresponde ser adultos, asimilar el principio de realidad y acallar esa voz redentora que los anima a refundar sociedades y a regenerar moralmente al ser humano. Porque cuando se dejan tentar por ese impulso el resultado es la frustración o el desastre». Pues eso.

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