SIN ACRITUD

De extranjis

Muchos de esos que pregonan la educación y la sanidad pública, a la hora de la verdad meten a sus hijos en colegios concertados y van al médico con la tarjeta de su compañía de seguros en la mano

Ignacio Moreno Bustamante

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Una de las mejores herramientas que tiene nuestro sistema democrático para funcionar es la colaboración público–privada. Especialmente en los dos asuntos que son la base de todo: sanidad y educación. Es un método que, bien gestionado, permite ahorrar costes y dar un mejor servicio. ... Al paciente y al alumno. En Andalucía somos pioneros en ambos casos. En educación el sistema ha sido un rotundo éxito desde hace décadas. Tanto, que en Cádiz capital, por ejemplo, ya no queda ni un solo colegio estrictamente privado. Enseñanza de calidad completamente gratuita. Para todos. Sin excepción. Sin diferencia de clases sociales, religión o raza. Impoluto. En sanidad no podemos decir lo mismo. Pese a que existen numerosos conciertos con hospitales privados –en la provincia de Cádiz la palma se la lleva de largo Hospitales Pascual– el servicio que se presta al paciente, sobre todo en atención primaria, es manifiestamente mejorable. La sanidad es gratuita para todos los españoles y eso es un logro impresionante que damos por hecho. Que no valoramos. El ejemplo de Estados Unidos es el más palmario de todos. Sin embargo no es un servicio de calidad. Nada que usted no sepa. Listas de espera eternas, falta de médicos... el SAS está saturado. Y eso se está traduciendo, por ejemplo, en agresiones que cada vez son más frecuentes en los centros de salud. Es obvio que el presupuesto sanitario necesita ser aumentado cada año. Y necesita ser gestionados mejor. Mucho mejor. Sin embargo, cuesta imaginar cómo sería si todo estuviera basado en los recursos estrictamente públicos. El caos sería total. Por eso hay tanto nerviosismo con la tensa negociación entre Muface y el Gobierno de Sánchez. De Muface 'cuelgan' varias compañías de seguros privadas que, de expulsar a esos miles de usuarios, colapsarían directamente el sistema público. Un asunto de vital importancia que veremos a ver en qué queda.

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