SIN ACRITUD

Un deseo navideño

Hoy toca paz, fraternidad y buenos deseos, pero si uno abre un periódico o pone la radio, resulta complicado

Ignacio Moreno Bustamante

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Esta noche es Nochebuena y mañana Navidad. Se imponen los buenos deseos, la confraternización, el espíritu navideño. Uno lo intenta. Lo intenta con todas sus fuerzas. Al fin y al cabo dos días son dos días y nos quedan otros 363 para seguir sacando a pasear nuestro espíritu crítico, nuestros cabreos y desvelos. Pero claro, para ello es imprescindible alejarse al menos durante esas 48 horas de los periódicos, de los informativos de televisión, apagar la radio y dejarla guardada en un cajón. Sólo así puedes aspirar a limpiar mínimamente tu aura, tus chakras, que fluya el flow y la pachamama. El buen rollito propio de esta época. Porque como abras el periódico, por la página que sea, adiós a tu paz interior. Sobre todo porque ellos no tienen descanso, son infatigables. No respetan ni que estamos en Navidad. Y con ellos me refiero a nuestros actuales líderes políticos. Concretamente a los dos que dirigen los designios de nuestro país y van a seguir dirigiéndolos los próximos cuatro años. A ver cómo llegamos a diciembre de 2027 con el dúo Sánchez-Díaz al frente del Gobierno. Si miramos hacia atrás y nos remontamos a 2018 –cuando Sánchez arrebató el poder a Rajoy con una manipulada moción de censura– concluiremos que sus principales 'logros' son haber sacado de la cárcel a todos los políticos catalanes que utilizaron el dinero público a su antojo para dar rienda suelta a sus delirios independentistas. Y haber sacado también de prisión a decenas de violadores y reducido las condenas de cientos de ellos merced a la 'ley del sí es sí'. Que con tanto escándalo se nos olvidan las cosas, pero siguen estando ahí. Es evidente que los socios de gobierno de Pedro Sánchez tienen un grave problema con la autoridad. No la respetan y pretenden imponernos su forma de entender la vida, por más que sean partidos absolutamente minoritarios. Tanto los independentistas como Sumar y antes Podemos. Son muy minoritarios pero han tenido la suerte de que la aritmética les daba lo suficiente para poder extorsionar a un presidente débil, sin palabra, que se vende a cualquier postor que le permita seguir ocupando el poder. Le pasó a Pablo Iglesias, que no es más que un adolescentoide de cuarenta y tantos años que en su momento puso encima de la mesa la reforma de la denominada Ley de seguridad ciudadana para tratar de menoscabar la autoridad de policías y guardias civiles. Ya saben, que no pudieran lanzar bolas de goma y ese tipo de cosas. Imagínese una manifestación de los radicales del metal, lanzando cócteles molotov y tornillos de medio kilo y la polícía sin poder defenderse. Ahora ocurre algo similar con Yolanda Díaz, que pretende despenalizar las injurias a la Corona, el ultraje a los símbolos nacionales y la ofensa a sentimientos religiosos. Aquello de mi libertad acaba donde empieza la tuya, a tomar viento. Todo por favorecer a dos raperos amigos. La Ley hecha al antojo de los malotes de la clase. El mundo al revés en nombre de una supuesta libertad de expresión que no es tal. Simple buenismo. Populismo.

En fin, que estamos en Navidad. Sí. Que hoy toca sonreir, confraternizar y desearnos lo mejor. Pero el martes volveremos a la cruda realidad merced a unos políticos mediocres a los que hemos otorgado el timón de este barco llamado España. Pidamos un deseo. Está complicado, pero lo mismo se cumple. Feliz Navidad.

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