SIN ACRITUD

El corazón del carnaval

Como tantas otras veces, las letras de la fiesta gaditana han venido a rescatarnos en unos tiempos en los que las trincheras, la polarización, se ha apoderado del periodismo y del propio Carnaval de Cádiz

Un año más, como tantas y tantas veces antes, ha tenido que venir el carnaval a rescatarnos. A todos como sociedad en general y al periodismo en particular. Nunca me ha terminado de convencer esa expresión que dice que el carnaval es periodismo cantado. El ... carnaval es carnaval y el periodismo es periodismo. Coinciden, eso sí, en muchas temáticas. Y sobre todo en la crítica. Pero son cosas muy distintas. Ocurre que, como todo en la vida, hay formas y formas de hacer las cosas. De hacer carnaval y de ejercer el periodismo. Hay carnavaleros excelsos y personajes que no son dignos de llamarse así, aunque saquen una agrupación y ensucien las tablas del Falla con un repertorio indigno. Y compañeros de profesión excelsos mientras otros lo único que hacen es denigrarla. Por desgracia abundan más los primeros que los segundos en ambos casos, exactamente igual que ocurre en todos los órdenes de la vida. La mediocridad es más abundante que la excelencia. Pero cuando te das de bruces con un genio, de lo que sea, siempre compensa de tanta vulgaridad. Que juegue siempre Ontiveros y los otros diez ya que decida el entrenador, si hacemos el símil futbolístico –por cierto, si esta noche la ganamos al Castellón hay barra libre para soñar–. Pero volviendo al carnaval y al periodismo, últimamente hay un rasgo que también es compartido: las trincheras. La polarización política, la división social entre lo que entendemos por 'izquierda' y 'derecha', ha hecho mella tanto en las coplas como en los artículos. Bandos.

Y de ahí que, durante los escasos dos minutos que dura un pasodoble, el carnaval nos haya sacudido para recordarnos cuál es el camino correcto. Concretamente durante los dos minutos del pasodoble de la comparsa 'El corazón de Cádiz', de los hermanos Rafael y Marcos Pastrana. Seguro que ha visto el vídeo de su durísima crítica al presidente del Gobierno. La letra es contundente, pero el mérito no es la crítica en sí, sino que venga de unos autores que no son precisamente simpatizantes de la derecha. Su crítica va contra el que en principio es uno 'de los suyos'. Y eso es lo que tiene un valor especialísimo en estos tiempos de profunda brecha política. De enorme ruptura social por motivos ideológicos. Los hermanos Pastrana reivindican aquello tan gaditano, tan carnavalero, de criticar, de fiscalizar al poderoso sea del color que sea. Como toda la vida se ha hecho en Cádiz. Y se había hecho hasta estos últimos años, en los que Pedro Sánchez apenas ha sido mencionado en el teatro gaditano. Como tampoco lo fue Kichi hasta que lo hizo alguien que en teoría también era 'de los suyos', como Antonio Martínez Ares. Por fortuna queda algo de esperanza. No todo está perdido. 'El corazón de Cádiz' ha venido a recordarnos cual es, o cual debería ser, el verdadero corazón del carnaval. Y del periodismo.

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