Una cosa y la contraria

Debe ser maravilloso vivir como viven aquellos que militan en la izquierda radical. Y no tan radical. Todo el día dando lecciones

Ignacio Moreno Bustamante

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Debe ser maravilloso vivir como viven aquellos que militan en la izquierda radical. Y no tan radical. Erigirte cada día en salvador de la humanidad debe hacer la vida muy placentera. Todo el día dando lecciones. Aunque caigan continuamente en las más obvias contradicciones. 'Peccata ... minuta'. Quizá sencillamente se ríen de todos nosotros. Total, pensarán, para dos días que vamos a estar aquí vamos a trolear al personal. Trolear es como llaman ahora los jóvenes a lo que toda la vida ha sido burlarse de los demás. Otra explicación no cabe. O viven engañándose a sí mismos o nos quieren engañar al resto. No hay otra. Ejemplos hay miles, pero para no rebobinar demasiado, tomemos dos –flagrantes– de esta misma semana. Del primero ya se ha dicho todo lo decible y se ha escrito todo lo escribible. Ana Obregón es una fascista, una misógina y promueve la violencia contra las mujeres por haber recurrido a un vientre de alquiler. Antes lo hicieron otros muchos, pero ni mú. La única diferencia, que son afines a mi ideología. Comparten mi superioridad moral. Es decir, el problema no es lo que se hace, sino quién lo hace. Si es de los míos, bien. Si es de los otros, facha. Otra contradicción que nos pilla más cerca es la de Adelante –Anticapitalistas de toda la vida– con su lideresa Teresa Rodríguez a la cabeza. Esta misma semana han puesto en marcha una campaña bajo el lema «El que paga, manda» instando a sus afines a que colaboren económicamente con su partido para no tener que recurrir a un préstamo para pagar la próxima campaña electoral. «A los bancos ni mijita», decían en Twitter... justo el día antes de que su líder en Cádiz llevara a Pleno una propuesta para pedir créditos por valor de 48 millones de euros para financiar varios proyectos. Genial. Una cosa y la contraria. De lo que no nos enteraremos es si al final Teresa tendrá que recurrir a hipotecar la sede del partido para poder pegar carteles. Porque sus militantes son pocos y la inflación está como está. Con lo cual es más que probable que apliquen aquello de «mucho te quiero perrito pero de pan poquito».

Artículo solo para registrados

Lee gratis el contenido completo

Regístrate
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación