Las ciudades cochambrosas
Es una triste pena que dos de cada tres ciudades españolas suspendan en limpieza mientras sus dirigentes se dedican a perder el tiempo en tonterías
Quién viviera en Oviedo para pasear a diario sus calles. Quién fuera ovetense para disfrutar de sus impolutas vías y plazas. Quién pudiera ser vecino de Álvaro Cervera para no oler orines de perro por doquier ni esquivar excrementos cada dos pasos. Quién disfrutara ... de su catedral, de la Plaza del Fontán y recorriera la calle Uría, doblara por Pelayo hasta llegar al teatro Campoamor por aceras impolutas. Quién contemplara la famosa estatua de Mafalda en el Campo San Francisco sin un papel en el suelo. Y si no pudiera empadronarme en la capital del Principado de Asturias, la ciudad más limpia de España, hacerlo al menos en Bilbao, Vigo o Pamplona, las siguientes en el ránking de la OCU. Aunque fuera en Albacete, la quinta en discordia, que como dejó escrito en un artículo en estas mismas páginas el grandísimo Manolo Santander hace muchos años, existe porque una vez volcó allí un camión de ladrillos y por no recogerlos, construyeron la ciudad. Aquella guasa gaditana no gustó entonces a muchos albaceteños. Y hoy, fíjese son la quinta ciudad más limpia de España. Ni un resto de ladrillo dejaron. La OCU es, como todo el mundo sabe o debiera saber, la Organización de Consumidores y Usuarios. Hay muchos que piensan que los estudios de la OCU tienen la misma credibilidad que Pedro Sánchez prometiendo que jamás pactara con Bildu –«si quiere se lo repito 20 veces», ¿recuerda?–. Y que sus métodos tienen de científico lo que Pablo Iglesias de político moderado y cabal. Pero es lo más fiable que tenemos. Una encuesta realizada a 6.863 habitantes de 69 ciudades españolas que viene a concluir algo así como que, en general, somos unos guarros. Y en particular, que los más cochinos son los dueños de los perros. Que se cuentan ya por millones. Más que niños, menuda tristeza, pero ese es otro tema.
El que nos concierne es que según estos de la OCU, dos de cada tres ciudades da asquito verlas. Por diversas razones. La primera y principal, por el incivismo. También por empresas de limpieza que dejan mucho que desear. Y por 'estrategias' que priman limpiar a fondo las calles más céntricas y principales y luego el extrarradio ya veremos. Martes y jueves alternos si acaso. No es una cuestión política, no. Ya ve, en los tres que ocupan el podio gobiernan partidos diferentes: PP, PNV y PSOE. Se trata más bien de eficacia en la gestión. Y ahí es donde suspende la inmensa mayoría. Es una triste pena que la mayor parte de las grandes ciudades de un país como España estén hechas una guarrería. Quizá también tenga que ver que los políticos de hoy dedican mucho tiempo a cosas raras como las redes sociales, a pelearse entre ellos, a dividir a sus propios vecinos, a esparcir ideología barata... y muy poco a cumplir el mandato que les han encomendado aquellos que les votaron, que no es otro que mantener la ciudad limpia, con un buen transporte público, espacios verdes cuidados y una agenda cultural y de ocio atractiva para el habitante y para el visitante. Si además pueden echar un cable con la vivienda y los servicios sociales para aquellos que más lo necesiten, miel sobre hojuelas. Sobre esa base se construye todo lo demás. Habrá creación de empleo porque será un buen sitio para vivir e invertir. Y el resto de administraciones se encargan de ejercer otras competencias como la educación o la sanidad. Lo que ocurre, insisto, es que la mayor parte de los políticos municipales de hoy día quieren abarcar más de lo que les corresponde, y ya se sabe que quien mucho abarca poco aprieta. Se ponen a hablar de planes industriales quiméricos, de dentistas universales, de diversidad sexual, de memoría histórica, de códigos éticos de andar por casa o de economías circulares y se distraen. Tanto, que al final no hacen ni lo que dicen ni lo que deben. Y las ciudades, hechas un asco.
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