SIN ACRITUD
Cádiz, bajo la alfombra del PSOE
Para el Gobierno de Pedro Sánchez la provincia es una realidad incómoda en la que le resulta imposible armar su 'relato'
Defraudado. Ninguneado. Así se ha sentido esta semana el alcalde de Barbate, Miguel Molina. «Los ministros socialistas vienen a nuestro pueblo y no tienen ni la deferencia de comunicárselo al Ayuntamiento». Bienvenido al club de los pueblos gaditanos unidos por el desprecio de este Gobierno, ... alcalde. Esta vez fue la ministra de Defensa, Margarita Robles, que estuvo en la Sierra del Retín visitando a los militares ucranianos que se preparan allí para la guerra. «Ni media hora tuvo para este alcalde», lamentó Molina. Con toda la razón. Desprecio, ninguneo, falta de respeto... llámelo como quiera. El primer edil barbateño ya los ha puesto de vuelta y media. Barbate. Alguien te ha mirado mal, Barbate. Bastante te golpea la vida como para que lo hagan también los que se supone que tienen que velar por ti. Como te ningunea a diario el ministro de Interior, que no tuvo la valentía de pisar tu suelo cuando fueron asesinados Miguel Ángel y David. Ni después. Que ese mismo día estuvo unas pocas horas antes del vil asesinato y a unos pocos kilómetros de allí proclamando a sus palmeros que lo tenía todo controlado. Que la lucha contra los narcos, los que se ríen en su cara, va por buen camino. Que el principio de autoridad está restablecido.
La provincia de Cádiz no interesa al Gobierno 'amable' de Pedro Sánchez. En la tierra de los tópicos que nos aplastan, de las noticias negativas, de los parados, los narcotraficantes y las tanquetas es complicado armar un relato 'amable'. La estrategia de erigirse en salvador de la democracia, de nuestra convivencia, es muy difícil de aplicar en una tierra en la que la realidad es mucho más tozuda que los mensajes buenistas. Para los estrategas de La Moncloa, Cádiz es la suciedad que hay que esconder debajo de la alfombra. Por eso Margarita Robles no avisa a nadie cuando viene a supervisar a las tropas que se ejercitan para combatir en Ucrania. Seguro que le encantaría que la Sierra de El Retín estuviera en un pueblo de Soria, pero está en Barbate. Por eso Marlaska no da la cara. Por eso Pedro Sánchez ni se plantea aparecer por aquí. Un presidente del Gobierno en condiciones cogería su avión presidencial y se plantaría en Barbate, en La Línea o en Sanlúcar para conocer de primera mano qué ocurre allí. Olvídese señor alcalde. Lo más que puede ocurrir es que, como hoy, venga la candidata a las elecciones europeas, que tiene que ir calentando desde ya la campaña. Teresa Ribera, la ministra ecológica, estará hoy en la capital gaditana, junto a uno de los ideólogos de toda esta historia de delirio gubernamental que vivimos en estos últimos años: José Luis Rodríguez Zapatero. El que sembró aquellos vientos hoy convertidos en tempestades. Y ya les adelanto que su mitin en la Plaza de España, a los pies del monumento a las Cortes de Cádiz, no va a ser precisamente conciliador. La ultraderecha será el eje central sobre el que piboten sus proclamas. Tratar de igualar al PP con Vox. Ese relato sí que saben construirlo. Y buen resultado que les dio en las elecciones del pasado 23 de julio. Excelente, diría yo. Tanto que les permitió seguir gobernando cuando todos les daban por muertos. Pero dividieron y vencieron. Hoy aportarán otro grano de arena a la montaña de su juego sucio, de mentiras y manipulación política.
Lo que seguro que no harán es pisar terreno incómodo. Ni avisarán al alcalde de Barbate, pese a que no es precisamente del PP. Bienvenido al club de los alcaldes ninguneados por un Gobierno para el que la provincia de Cádiz no es más que una incómoda realidad que esconder bajo la alfombra de sus vergüenzas.
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