OPINIÓN
Antisanchistas del PSOE
Fernández Vara, Lambán, Susana Díaz... esperaban un batacazo de Sánchez con más ahínco que cualquier militante del PP; otro triunfo de la mediocridad
Muchos derrotados y muy pocos triunfadores en la noche electoral de este domingo 23J. Olvídese de discursos eufóricos y de sonrisas impostadas en balcones. Lo único cierto de todo lo vivido en esta atípica noche veraniega es que ninguno, absolutamente ninguno de los candidatos que se presentaron ayer a las elecciones ha logrado su objetivo. Núñez Feijóo confiaba en alcanzar la mayoría absoluta aunque fuese sumando sus diputados a los de Vox. Negativo. Abascal querría estar a estas horas en una posición mucho más fuerte para entrar en el Gobierno. Ni de lejos. Pedro Sánchez, aunque es cierto que ha amortiguado el golpetazo que le vaticinaban las encuestas, ha quedado en segundo lugar. Y Sumar, encarnado en esa eterna y forzada sonrisa de Yolanda Díaz, sólo puede esperar a ver qué movimientos se dan en ambos bloques para ver si rasca alguna prebenda. Por supuesto, en lo que a la provincia de Cádiz respecta, no merecen ni mención los representantes de Adelante, que prácticamente ni han comparecido. Por perder, han perdido todas y cada una de las empresas demoscópicas, que ni se han acercado en sus vaticinios al resultado final.
Pero de todos los perdedores, sin duda por los que debemos guardar un minuto de silencio, a los que debemos acompañar en su duelo, son los antisanchistas que habitan dentro del PSOE. Esos Fernández Vara, Javier Lambán, Susana Díaz... que esperaban el batacazo de Pedro Sánchez con más ahínco que cualquier militante del PP, tendrán que seguir esperando. Lo tenían todo listo para iniciar desde hoy mismo el proceso de sucesión del líder socialista. Para descabalgar al líder caído, hacer leña con él y empezar un proceso para sustituirle. Para recuperar las siglas del PSOE. En ese sentido, sí se puede decir que Pedro Sánchez ha triunfado. Pase lo que pase, sus detractores internos lo van a tener muy complicado para echarle. Otro capítulo para su manual de resiliencia. Otro triunfo... de la mediocridad.