OPINIÓN
El (alto) precio de ser libre
«Pero debemos pensar si es el final que deseamos para una fiesta que se proclama de la libertad»
Cuando llega carnaval y explotan los repertorios, una de las palabras que más se repite como bandera es libertad. Esta reiteración abusiva de una palabra con tanto peso me hace pensar en si realmente llevamos a la práctica este ejercicio. También pudiera ser simplemente un ... excelente recurso como palabra aguda que rima en asonante con como por ejemplo, … mamar.
Dijo Juan Carlos Aragón que la libertad es un lujo que muy pocos pueden permitirse. Después de esta sentencia lapidaria queda de manifiesto el derroche de esta palabra como recurso, porque la libertad es muy cara. Si nos ceñimos a lo estrictamente carnavalero no todo el mundo se puede permitir ser libre. Bien por sus aspiraciones en un concurso desnaturalizado, bien por cómo se tejen las relaciones de influencia en el mismo. Como en la vida, aquí también hay que escoger trinchera y la repercusión de no elegir es que se te multipliquen los flancos mientras te quedas solo con una espada de plástico creyéndote John Snow. ¡Elige quiénes son los tuyos en un ejercicio de libertad pero no tanto! Total, si todo el mundo tiene contradicciones, ¿por qué tú no?
Elige si el promotor o una asociación carnavalesca, quizá un diario o un sector de la prensa, un partido político o un ayuntamiento/concejalía que (te) haga campaña durante todo el concurso, quizá algún autor retirado, hazte dueño de una causa, forma una pandilla de frikis ruidosos, una radio o alguna tele que te aupe. Si no elegiste, si no quieres ser una fotocopia social, si no quieres entrar en un canon establecido, perfecto. Entonces, eres libre. Felicidades, pero entre risa y risa te activaremos el mute.
Aquí es donde viene a dar la puntilla la tan deseada profesionalización del carnaval. Cuando uno de los autores más grandes, y valientes, aduce que todos nos censuramos porque queremos ganar. Mira tú que en este caso y juzgando por sus repertorios, pienso que no existe autocensura, vaya por delante. Pero debemos pensar si es el final que deseamos para una fiesta que se proclama de la libertad.
Porque de libertad to el mundo entiende, y de libertá es mu difíci sabé. Pero más cara todavía cuesta mantenerla.