Opinión

El unisex y la doble nacionalidad

El discurso feminista ha debatido la cuestión sobre sí los hombres y las mujeres no sólo debían ser jurídicamente iguales, sino que debieran tener los mismos caracteres

L as utópicas decisiones comunistas me llenan de ternura. Una vez más el «gran corazón» de la izquierda, no le cabe literalmente en su caja torácica. Esa representación de un mundo idealizado, presentado como alternativo al real, es tan ajeno al nuestro, como lo era ... el relatado por Thomas More en su «Insula Utopia». La Ley 'trans' ha hecho posible lo imposible. Todos tenemos la posibilidad de ser hombre o mujer. La dualidad del sexo en uno mismo, hombre y mujer al unísono. Todos tenemos la posibilidad de adquirir la condición sexual que queramos, por lo que nadie podrá exigir más que la aplicación del artículo 14 CE. Toda la legislación montada sobre la base de la discriminación positiva no tiene ya sentido, porque, sí yo puedo ser lo que quiera, hombre o mujer, adquiriré aquella condición que más satisfaga mis intereses y punto. Fernando y Mari Pili, eso pondrá mi DNI o mi pasaporte. Hablando de pasaporte, será hombre o mujer al unísono (unisex), sólo que una de mis dos condiciones sexuales prevalecerá sobre la otra, que quedará latente. Cuando las cosas tomen otros derroteros, quedará latente la que hasta entonces era prevalente, para convertirse ahora por mor de mis intereses en latente.

El discurso feminista ha debatido la cuestión sobre sí los hombres y las mujeres no sólo debían ser jurídicamente iguales, sino que debieran tener los mismos caracteres. Este era el dilema que J. Butler intenta resolver en su obra «El género y la disputa». El argumento que utiliza es el de la distinción entre sexo y género. El primero, designa rasgos biológicos, el segundo es referido a las a atribuciones sociales que constituyen nuestro modo de actuar, o sea, las representaciones sobre las consecuencias del sexo biológico. Llegando a la conclusión que los seres humanos no tienen sexo biológico. Advierte al respecto que, el hecho de que nuestro sexo esté socialmente construido, no significa que el individuo pueda determinarlo a su antojo. Sigue diciendo esta «iluminada» que, sí seguimos la distinción entre sexo y género, observaremos que no somos lo que somos biológicamente, sino que somos aquello que somos socialmente. Y continúa diciendo que, «podemos luchar por los derechos de las mujeres», a sabiendas que el concepto de «mujer» es «impreciso, controvertido y se encuentra en situación de permanente redefinición performativa». Y remata la faena diciendo que el feminismo necesita las mujeres, pero no puede saber quienes son. Recordaran Uds. que el inefable e ínclito a la vez ZP, ya advirtió que la «nación» es un concepto discutido y discutible. Pues bien, «bambi» como era llamado por el hermano del hermanísimo, comenzó a ideologizar hasta extremos insospechados la legislación española, asumiendo las doctrinas del socialismo de siglo XXI (grupo de Puebla) y sumiendo la sociedad española en la mayor expresividad de polarización jamás existente desde la Guerra Civil.

Les diré una cosa para que califiquen a J. Butler. Se define como feminista y su inclusión en la familia de teorías postmodernas, en la tradición de Foucault, que lucha como hizo «este» personaje contra toda forma de pensamiento naturalista, rechazando toda atribución de propiedades, en razón de factores biológicos. Pues bien, ahora les diré quien era su paradigma intelectual. Perverso y pedófilo, es lo mínimo para ubicar al personaje. Su repugnante teoría a este respecto era la que sigue: si un adulto tiene relaciones sexuales con un menor o una menor de edad y, más aún, con un infante, sea niño o niña, ese acto, sin duda, constituye un acto de violencia, un ejercicio de poder que implica un abuso. De ahí que, sin importar si, luego de consumado el acto (o antes de llevarse a cabo), el niño o la niña declara haber dado su consentimiento a que el encuentro sexual se realizara, el acto mismo, en cuestión, no por haber sido consentido por la parte abusada, es justificado, justificable y/o legítimo. El consentimiento sexual de menores de edad, y sobre todo de infantes, no puede ser tomado como consentimiento.

Me encuentro atónito por lo que veo, escucho y leo. A pesar de la condición dual del ser, masculino/femenino, dos en uno, el termino unisex será el que hará furor en breve. Ya les digo, aquí está Fernando y Mari Pili, dos en uno. Sólo que de momento les garantizo que, el segundo nombre es el que determina mi condición sexual latente. Y lo digo con rotundidad: me encantan las mujeres de todos los colores y hechuras. Vaya por Dios, creo que tengo poco porvenir en esto de elegir la opción más interesante en cada momento. Simplemente porque no me saldrá de la «masa testicular» …eso también.

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