Opinión

Entre sollozos

«Cuando nacemos, un llanto incontrolable nos domina...»

Fernando Sicre

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Cuando nacemos, un llanto incontrolable nos domina. Este cumple con la primera función: comunicarnos (menudo coñazo el niño que no para de berrear). Las lágrimas liberan oxitocina y endorfinas, hormonas que pueden ayudarte a sentir una sensación de calma interior y bienestar (menos mal que ... el niño se ha quedado tranquilo). Cuando lloramos, las lágrimas se drenan a la nariz y se nos caen los mocos (vaya con el niño que va a terminar ahogándose con la mucosidad). La crisis de llorar, causada por la angustia, dura un promedio cinco minutos (el niño jugaba al despiste sí sólo hizo un amago de lloro, pretendía ponernos con el corazón en un vilo). En el ataque de llanto se activan músculos abdominales (que se contraen) y se eleva el ritmo cardiaco, logrando así reducir lentamente la grasa de los tejidos (el niño optó por no apuntarse al gimnasio y llorar a moco tendido). Lo que da de sí sollozar…La vicepresidenta segunda del Gobierno se emocionó el jueves al retirar al dictador Franco la medalla al mérito del trabajo. «Nunca más», dijo la ministra de Trabajo sollozando durante la rueda de prensa. Franco como el «Prestige». «Nunca máis». En fin, llorar es libre, como es libre pensar lo que se quiera y relatar las acciones de los demás. Dice el refrán que «quien no llora, no mama»: si se quiere lograr algo, hay que pretenderlo e, incluso, solicitarlo repetidas veces o despertando la compasión. Así es que lloren todo lo que quieran.

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