Opinión
San Pedro, que Dios lo tenga en su gloria
El independentismo político en Cataluña y el nacional-progresismo eclesial pueden que propongan su elevación a los altares
Jesús anunció a sus discípulos que todos ellos esa noche, a causa de él, darían un mal paso. Pedro se apresura a decir: «si todos dan un mal paso a causa de ti, yo no lo daré…Aunque tenga que morir contigo, de veras no ... te negaré». Estando ya Jesús ante el sanedrín y Pedro sentado fuera en el patio, por tres veces afirman que éste también estaba con Jesús el Nazareno, y Pedro, por tres veces, lo niega: «no sé qué dices» y por dos veces «no conozco a ese hombre». Cuando se produce la tercera negación, acontece lo siguiente: «verdaderamente, tú también eres de ellos, pues hasta tu habla te descubre. Entonces empezó a maldecir y a jurar: ¡No conozco a ese hombre!». Y enseguida cantó el gallo. Pedro, el gran traidor de Jesús, terminó siendo santo. Pedro, no sólo traicionó, sino que también mintió. Pedro fue un traidor y un mentiroso, lo fue antaño y ahora otro Pedro sigue sus pasos, «despacito, pasito a pasito». A Pedro «el contemporáneo», es posible que lo santifiquen en el monasterio de Montserrat. El independentismo político en Cataluña y el nacional-progresismo eclesial pueden que propongan su elevación a los altares. En las montañas de Montserrat moraba el líder moral de los independentistas que renunció a su condición de abad de Montserrat por haber cumplido el año pasado 75 años y como establece la regla de San Benito, tuvo que dejar el cargo en la congregación. A Pedro le quedará siempre el favor de Sor Lucia Caram, también benedictina. De origen libanés, nacida en Argentina, se manifiesta abiertamente a favor del separatismo catalán. Por supuesto fiel devota del Papa Francisco, icono de los comunistas españoles. Creo que la vicepresidenta del gobierno, levita desde su encuentro en el Vaticano con el Pontífice. Ahora baja a la Tierra desde lo más alto, para presentar el libro «Os ruego en nombre de Dios». Dijo la ministra en el acto que, «al leerlo, me veía a mí misma». ¡Muy conmovedor! Recomienda a los políticos españoles leerlo… Pedro, San Pedro, no es Pedro, es Antonio. ¡Dejemos al apóstol! Olvidemos las cosas del cielo y a Dios, ahora gestionadas por Yolanda Díaz, para volver definitivamente a la Tierra. Aterricemos el «falcón» e intentemos posar el tren de aterrizaje sobre la pista. Tierra firme, no tan firme, porque España se desmorona. Aterricemos como podamos y observemos el destrozo. Las grietas que aparecen en la estructura del Estado debieran hacernos reflexionar y oponernos a su destrucción. El Tribunal Constitucional (TC) ve «déficit democrático» en las maniobras del PSOE y sus socios. Varias sentencias del TC han dispuesto que cambiar leyes importantes por la vía de las enmiendas, socava el pluralismo político. Bolaños advierte de «consecuencias impredecibles», sí los magistrados paralizan el lunes el «plan del gobierno». Pero, no es la primera vez que el TC se haya pronunciado sobre diferentes desafíos al Estado (Lo hizo en 1986 sobre la elección y control del CGPJ, el Plan Ibarretxe, el Estatuto catalán, la consulta independentista del 9-noviembre de 2017, el «procés» y el Estado de alarma).
Está en juego un modelo de convivencia que todos nos impusimos y que fue aprobado por la inmensidad de españoles en 1978. El apoyo al texto fue del 87,7% de los votantes. Cataluña en pleno lo aprobó. El PNV no lo hizo, se encontraba en el monte y aún sigue…por supuesto recogiendo nueces. Ese modelo está basado en una Constitución aprobada por la nación española, detentadora de la soberanía. Dice que España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político (todos los valores están en entredicho por mor de las acciones de los que nos «desgobiernan») Sigue diciendo que, la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado (sólo la nación, o sea, todos los españoles, son los detentadores de la soberanía, que además es indisoluble) y termina manifestando el artículo 1 CE que, la forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria (la pretensión última de toda esta deriva gubernamental, consiste en ese proceso constituyente que ya advirtió el inefable «Campos» y erigir una república, anulando previamente las Cortes.., que es lo que se hace con la forma de legislar a través de los RD-Leyes y sus enmiendas.
Pedro, cuando aún no era San Pedro negó a Jesús tres veces. Pedro, negó pactar con PODEMOS, con BILDU y con los independentistas. San Pedro se arrepintió. Antonio no sólo no se arrepiente de lo que en su día negó que hiciera Pedro, sino que se ha liado la manta a la cabeza y ha tirado al monte, hábitat natural del PNV, haciendo lo que advirtió en su programa electoral que nunca haría. Todo un fraude democrático. Pedro no sólo es «cum fraude» ganado a pulso. Hoy, por demérito de todos, de la nación en pleno, se ha encumbrado por sus actos en un gran traidor (y espero que algún día se le haga responsable criminal por la Sala de lo Penal del Tribunal supremo, acusado de traición. Además, en ese caso (artículo 102 CE), la prerrogativa real de gracia no será aplicable a Pedro por Antonio. Dios nunca lo tendrá en su gloria. Yo tampoco.
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