Opinión
Père Carpetovetònic i Banyolino
El PSOE ni tiene aptitud, ni actitud para acometer con responsabilidad la encomienda de políticas que España necesita
He puesto toda mi atención mirando al de la estirpe de Junqueras, y he quedado prendado del ADN francés del que presume este y supongo que aquel. Es una obviedad sus parecidos a Alain Delon. Desde la tribuna del Senado, los micrófonos invadían su cabeza a modo de cornamenta. Dos micrófonos dos, como los astados españoles que son toreados en Nimes o Perpiñan todos los años. Empitonando al techo de la Cámara Alta. Astifino, cuernos monumentales, como los exhibido tantos años en la Monumental, ahora clausurada por la Generalidad, vayan a creerse los aficionados catalanes que Catalonia es Españya. Cuando movía la cabeza con ese catalán que se va a atragantar, me recordaba a Amaral, con ADN español, fiel reflejo de la gravedad de los cuerpos por pares. Ya quisiera el «petit personatge» acreditar ese ADN. Incluso el italiano si me apuran, representado en dos poderosas razones por Meloni, con su foto con dos melones con ADN español, como son los de Villaconejo. En el almacén de José Luis Montero, quizás por eso del apellido familia de la «Chiqui Marichú», natural de Villaconejos, hay una gran bandera de España con el toro de Osborne y la inscripción «Melón Montero, el mejor del mundo entero». Ya les digo que nada tienen que ver. Uno es un patriota español y la otra que sé yo. Por sus hechos la conocemos. ADN español los afamados frutos. Igual que los conejos de la Villa (de Villaconejos, claro) y los melones del «primo» de la ministra de hacienda, la socialista que se encargó de destrozar la sanidad pública andaluza, para rematar a continuación la administración andaluza en mitad del fragor de la defensa del Régimen clientelar andaluz, en compañía de Chaves y Griñán. Sí, Aragonés el pequeño hombre de las tierras del nordeste, ha dicho que la amnistía es sólo lo primero, contenido de la primera de las tres carpetas (carpetovetónicaa). Ahora para el PSOE el indulto a Griñán y compañía, es sólo la constatación de lo que no debiera hacerse cuando se gobierna, pero que lo hacen, porque eso de la democracia es una entelequia para todos ellos.
Carpetovetónico alude a aquello considerado como característico de la España profunda frente a todo influjo foráneo. Los carpetanos, también denominados carpesios, fueron una de las tribus prerromanas que habitaban la península ibérica. Mientras que los vetones representaban aquel demónimo representativo de aquellos habitantes que poblaron los territorios celtas peninsulares en época prerromana, conocidos por su condición de viajeros y saqueadores. Entre tanto, los primeros pobladores del territorio que actualmente ocupa Cataluña se remontan a los inicios del Paleolítico. Yo pensé que los del ADN francés sin ser franceses, procedían originalmente y por vía directa del Bosquimano de Bañolas, popularmente conocido como el Negro de Bañolas, embalsamado por unos hermanos taxidermistas franceses con ADN también francés, quienes lo enviaron a Europa. En 1916 fue adquirido por el Museo Darder de Bañola. No sé si es parte del mito catalán sobre el que construyen los nacionalistas la «nación» catalana y su pasado glorioso. La «moreneta» de Monserrat también es negra. Sin embargo, les diré algo que deshace las tesis catalanas del origen común del pueblo catalán y sus mitos. Los primeros catalanes no sólo fueron de origen castellano, sino que el mismo nombre de Cataluña deriva del de Castilla, según defiende el filólogo y prehistoriador Jorge María Ribero Meneses, en su libro titulado «Burgos, Palencia, Asturias y Santander: la cuna castellana del pueblo catalán».
El pequeño hombre de ADN francés ha viajado a Madrid. En el Senado, una de las dos Cámaras (la Alta) que conforman las Cortes españolas, detentadoras de la soberanía nacional por imperativo constitucional, en virtud del pacto constitucional por el que la nación española, sujeto soberano, fundamenta la Constitución en su indisolubilidad, patria común e indivisible. Es decir, el pacto constitucional por el que se erigieron las Cortes Generales constituyentes que aprobaron la Constitución, en sesiones plenarias del Congreso de los Diputados y del Senado celebradas el 31 de octubre de 1978, ratificada por el pueblo en referéndum de 6 de diciembre de 1978 y sancionada por S.M. el Rey ante las Cortes el 27 de diciembre del mismo año. No hay ninguna duda de lo que se aprobó, ratificó y se sancionó. Por eso digo y lo repito cada vez que tengo ocasión, que el gran problema de España es el PSOE de hoy. Tal y como se comporta este partido desde el inefable ZP («embajador plenipotenciario» del narco Estado venezolano, Cartel de los Soles y del Grupo de Puebla, adalid del socialismo del siglo XXI, comunismo actual; La ministra de exteriores venezolana lo llamaba «mi príncipe»), así lo atestigua. Todo empezó cuando advirtió que la nación es un concepto discutible. Bueno, todo es discutible. Pero los efectos jurídico-constitucionales no lo son de manera indubitada en el caso español.
Aragonés dijo en el Senado: «la amnistía es el punto de partida, el fin es votar la independencia». Recalcando que había venido (al Senado) a «defender a Cataluña. La Cataluña de todos, que independientemente de qué piensen, quieren vivir en libertad, paz y justicia». Lo que es una contradicción democrática, porque la democracia se basa en el cumplimento de la Ley, expresión de la soberanía del pueblo español. La amnistía supone un claro incumpliendo de la Constitución. No lo dice expresamente, pero los principios, y valores que la fundamenta lo impiden (para mayor abundamiento, la prohibición de los indultos generales; quien puede lo más, puede lo menos, pero nunca a la inversa…) Por lo que el punto de partida supondrá un flagrante incumplimiento constitucional. Y lo exige ese pequeño hombre de ADN francés como punto de partida, para llegar al punto de llegada que sería que la ciudadanía de Cataluña vote y que vote por la independencia. Todo esto le queda muy largo a ese pequeñín.
El PSOE ni tiene aptitud, ni actitud para acometer con responsabilidad la encomienda de políticas que España necesita. La paronimia llega a ser algo más que una majadería, me atrevo a decir que una auténtica demencia, para quien aspira al unísono al autonomismo, federalismo y confederalismo. A la nación, a la plurinación, al Estado, al pluriestado. ¿Qué pretenden, volvernos locos? Ésta malsana afición a la utilización de palabras que tienen cierto parecido, aunque sus usos son diferentes, nos pueden llevar a la locura. Mejor dicho, a la locuacidad, solo que nada tienen que ver los conceptos. Éste último es directamente aplicable al ínclito «Snchz», porque habla mucho y porque lo hace con soltura, aunque sus palabras sean en vano.
A parte paronimias, hablemos de paranoias. Ésta atribuible al PSOE. De la Declaración de Granada a la de Barcelona. En la llamada declaración de Barcelona, los socialistas ofrecen a la sociedad catalana y al conjunto de la sociedad española los acuerdos de Granada. Decretaron que «el Estado de las Autonomías, al contrario de lo que creen sus detractores, ha sido el instrumento más eficaz de vertebración nacional y de cohesión social. Ha sido y tiene que seguir siendo uno de los pilares más sólidos de la unidad de los pueblos de España. Por eso, los socialistas seguimos creyendo en el Estado de las Autonomías». «Snchz» que desconocía el concepto de nación a preguntas de Patxi López, ha venido utilizando a propósito el concepto de nación cultural. O sea, el de pueblo. Se le olvida que el concepto de nación es ante todo un concepto jurídico por los efectos que dimanan del mismo.