OPINIÓN

Pensiones, salarios y productividad

Es el mercado y no otras instancias, quien debe determinar el precio/coste imputado a cualquiera de los factores de la producción, incluido el salario

Fernando Sicre

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La semana pasada firmaron los llamados interlocutores sociales y el gobierno un nuevo pacto de pensiones a modo de remedo para apuntalar un régimen quebrado, sostenido por el Estado a través de prestamos y trasferencias del Estado. El déficit del sistema de pensiones supera al ... del conjunto de las administraciones públicas. Fedea calcula que los números rojos de la Seguridad Social contando solo la parte contributiva del sistema ascendieron a casi 56.000 millones de euros en 2023, lo que equivale a 3,8 puntos de PIB, algo superior al déficit con el que cerraron las administraciones públicas (3,7%). El régimen financiero de reparto del sistema de pensiones español, presenta disfunciones insalvables desde 2011, cuando ZP quebró el sistema financiero público, colapsó la economía, disparó el déficit público y tuvo que congelar las pensiones, amén de reducir los sueldos de la Función Pública. Lo digo para refrescar las mentes poco claras (nada preclaras) de muchos votantes socialistas. Su periplo gubernamental supuso el inicio del fin socialdemócrata y el inicio del abrazo al socialismo del siglo XXI, hoy consolidado con las políticas de «Snchz», gobernando según los dictados económico-dogmático del Grupo de Puebla. Ni bambi (como lo llamaba Guerra), ni «el doctor honoris cum fraude» merecedor de tal apodo por sus hechos y obras, se ha alejado conscientemente del credo liberal de las democracias occidentales, optando por políticas contrarias al entramado institucional que debiera actuar a modo de contrapesos del poder, habiendo cooptado las mismas con una nefasta política de nombramientos. Ambos mandamases socialistas me recuerdan a Nerón y Calígula, este último quiso nombrar cónsul y sacerdote a su caballo «Incitato». También los comparo con los Papas de la Edad Media que, daban preferencias a sus «hijos» y demás familiares y amigos para que ocuparan todo el aparato de poder. Ya advirtió Aristóteles refiriéndose a esa mala praxis nepótica, condenándolo como algo malo e imprudente, en las antípodas de los principios de mérito y capacidad. Su última tropelía, la realmente llamada «degeneración democrática» que afecta directamente a los principios troncales de las democracias liberales, supone contravenir el régimen de derechos y libertades, incluidos aquellos de dimensión económica.

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