OPINIÓN
Parásitos públicos
Vivir a costa de los demás, en eso son expertos estos que nos desgobiernan y otros que nos gobernaron
El concepto de «okupa» nos vale para describir la noción intitulada. Aquel, huésped que vive a costa del hospedador. Este, persona que dice «trabajar» en lo público (acepción universal y omnicomprensivo), saltándose las reglas y principios de la contratación pública de mérito, capacidad y publicidad, ... que percibe dinero público «que no es de nadie» y que no precisa acreditar la realidad económica de la contraprestación que conforman el objeto del contrato. Todos los gobiernos españoles han enchufado a los suyos. Existe una tendencia irreprimible de los políticos a utilizar lo público en beneficio propio. La Transición española ha sido un ejemplo político de travesía hacia la democracia ejemplar. Sin embargo, en lo concerniente a la contratación pública del personal al servicio de las Administraciones, excluyendo el sistema de entrada de los cuerpos generales y especiales de las Administraciones para la provisión de plazas de funcionarios, el sistema de provisión del resto de empleados públicos ha sido producto del «antisistema» de lo que debió ser un auténtico sistema en la contratación. Las administraciones autonómicas se conformaron desde entonces y no fue nada edificante el sistema para la provisión de plazas. No se queda atrás (antisistema) la provisión de muchas de las plazas en las administraciones locales. Se pasó de 700.000 empleados públicos, incluidos funcionarios en 1975 a cerca de 4 millones en la actualidad. Un absoluto disparate.
Ineco y Tragsatec, dos sociedades mercantiles estatales que bien podrían ser privadas, pero no lo son y es ahí donde reside el problema. Decía Adam Smith en 1776 que lo mejor es dejar que los individuos se las arreglen sólo, sin que la enorme mano del Estado oriente sus actos. Esta filosofía política constituye la base intelectual de la economía de mercado y de la sociedad libre en general. Los individuos se mueven por el interés personal y la «mano invisible» en que consiste el mercado lleva a este interés personal a promover el bienestar económico general. En absoluto está justificada la condición pública de ninguna sociedad mercantil. El valor añadido por el trabajo realizado por Jésica es ninguno. Bueno, satisfizo los deseos sexuales del causante (causa) del contrato. Como iba a trabajar, sí el apartamento que le alquilaron a costa de la trama criminal estaba ubicado» muy cerquita» de Ferraz, requisito de la mayor importancia para que ambos desbordaran sus entornos laborales limpios de polvo y paja.
Intento buscar las diferencias y concomitancias con las empresas públicas (cualquiera que sea) en todo lo concerniente a las causas y objetos de los contratos de prestación de servicios entre la Diputación de Badajoz, la Moncloa y la Universidad Complutense y se parecen más de lo que parece.
Vivir a costa de los demás, en eso son expertos estos que nos desgobiernan y otros que nos gobernaron. De ahí el dicho de que «la mejor empresa pública es la que no existe».