Nicómaco no era socialista, Sócrates tampoco

La prevaricación y la malversación impiden diseñar políticas que sirvan con objetividad los intereses generales

Fernando Sicre

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«Recuerda pagarle al dios Asclepio el gallo que le debemos». Sus últimas palabras pretendían saldar las deudas y morir en paz, sin deber nada a nadie. Tras un juicio muy polémico, en el que Sócrates se negó a exiliarse y a dejar Atenas, fue ... condenado a muerte mediante la ingesta de cicuta. Su discípulo Platón, aludió a las Ideas éticas, como patrones morales universales, con los que podemos juzgar los comportamientos humanos. Los valores universales (las Ideas) son válidos para el individuo y para la colectividad. Decía que existe algo que es «la verdad sobre cómo tenemos que vivir», y el intelecto humano la conoce cuando consigue el conocimiento de las Ideas inmutables. Sólo quien logre este conocimiento tendrá la cualificación adecuada para dirigir la organización política y moral de la sociedad. Quien prevarica y malversa caudales públicos, ni tenía conocimiento suficiente de las «Ideas», y sin estas los hombres no son merecedores de gobernar a los demás. Es la traslación contemporánea de las «Ideas» de Platón al día de hoy. Aristóteles sucede Platón y en su «Ética nicomáquea» sostuvo lo que hoy se llama una ética de las virtudes que, trata no solo de una contemplación del buen vivir, porque también apunta a crear un buen vivir.

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