Opinión
Nacional sindicalismo y nacional socialismo
Puede que sean las dos caras de una misma moneda. Desde los años treinta hasta hoy hay un largo período de tiempo, pero parece que los humanos volvemos a tropezar de nuevo
Ni uno ni otro. No me gustan ninguno de los dos. Es más, ambos son execrables. El nacional sindicalismo o falangismo es una ideología que defiende un corporativismo basado en la idea del Estado total, aglutinador de empresarios y trabajadores al servicio de la nación. ... Se define anticapitalista y antimarxista. Por eso hablan de llevar a cabo la Revolución Nacional Sindicalista. Días atrás, en un evento organizado por el Grupo de Conservadores y Reformistas Europeos, el secretario general del sindicato vinculado a Vox, Solidaridad, Rodrigo Alonso, describía su postura acerca de uno de los principios liberales de mayor importancia: la propiedad privada. Y al respecto dijo, «las empresas son de los trabajadores». Y apostilló: «el capital humano de la compañía es el dueño de la empresa». Se le olvidó un detalle, posiblemente para él insignificante, que las empresas son propiedad de sus accionistas. Las empresas gestoras de los factores de la producción ponen al servicio de esta el capital (uno de ellos), arriesgándolo y ganando o perdiéndolo.
El nacional socialismo es la ideología creada 'ad hoc' para gobernar 'Snchz'. La simbiosis de una buena dosis de socialismo del siglo XXI o comunismo, como prefieran y de nacionalismo racista que impera en el norte de España. En mi recuerdo, mi memoria histórico-democrática, me lleva a pasajes pasados de permanente actualidad. El secretario general de CC.OO en Cataluña, Javier Pacheco, aseguró que los integrantes de su sindicato llevan «40 años siendo sediciosos» porque, según él, los sindicatos hacen lo mismo que han hecho Jordi Sánchez y Cuixart: «defender los derechos». En mi memoria también, histórico democrática por supuesto, el secretario general de la UGT de Cataluña, Camil Ros, vino a decir años atrás que había «más de 300 personas encausadas en todo el Estado por haber participado en las huelgas generales». He de suponer que entre otros se refería al sindicalista, edil en su día de Jaén por PODEMOS y excandidato al Congreso Andrés Bódalo, que llevaba tiempo en la cárcel por ser una de las dos personas que «golpeó con los puños» a un concejal socialista de Jódar durante una protesta. No sólo por esto, este vándalo, matón y mafioso fue el que intimidó y golpeó a los dueños de un pequeño negocio de venta de helados en Úbeda, cuando irrumpió salvajemente un piquete violento liderado por el 'angelito' Bódalo, amenazando y golpeando a su propietaria. Ésta se encontraba embarazada y lo advirtió. Pero, ni por eso. Pues bien, este sujeto es uno de los que se encontraban entonces en la cárcel, que es donde debe estar por mucho que le pese al secretario de la UGT catalana.
Nacional socialismo y nacional sindicalismo pueden que sean las dos caras de una misma moneda. Desde los años treinta hasta hoy hay un largo período de tiempo, pero parece que los humanos volvemos a tropezar de nuevo. Del totalitarismo alemán al catalán. Ese es el tránsito que prueba la repetición de los hechos históricos que deberíamos olvidar. Un breve análisis del llamado 'proceso', la situación de hecho, las leyes dictadas en apoyo de este y el boceto de constitución presentado en su día, corroboran la creación de ese estado de cosas próximas a las sociedades totalitarias. De igual forma, José María Álvarez, secretario general UGT se ha manifestado favorable al 'derecho a decidir', que es el eufemismo utilizado en lugar de admitir sin más, el derecho la independencia y la autodeterminación.
Y, como 'noaidos' sin tres, el de VOX debe haberse 'bibianizado' y me ha dejado estupefacto con sus declaraciones. El líder del sindicato Solidaridad, nacido a rebufo de Vox, partido al que también representa en el Parlamento de Andalucía, se acaba de cargar la democracia liberal, y la propiedad privada. Luego rectificó y manifestó que el trabajador es el dueño de su trabajo, no de la empresa. Parece que no se entera. Los frutos del trabajo son de la empresa, no son del trabajador, precisamente ese es el fundamento del percibo del salario. Se opone a que se trate al trabajador como mercancía. En eso estamos de acuerdo. Sólo que el trabajo que desarrollan los trabajadores debe entenderse como un factor de la producción, gestionado por la empresa le guste o no. Las empresas gestionan factores de la producción para producir bienes o prestar servicios y venderlos en el mercado. Las mercancías como las llama Rodrigo Alonso son los elementos producidos, en consecuencia, no son ni pueden serlo nunca trabajadores, lo que es obvio. Luego se refirió a la reindustrialización de España y exigió la protección de las industrias nacionales, la relocalización industrial y menos globalización. Un mensaje «muy edificante!. Se le olvidó hablar, en el fondo de los dos conceptos más importantes en ese contexto. La productividad del factor trabajo y la competitividad de las empresas españolas. El primero continúa estancado desde 1995, arrastrando al segundo a posiciones no deseables. Con carácter general podemos aseverar que son muchos los trabajos de bajo valor añadido, una administración pública elefantiásica, un mercado laboral rígido, una insuficiente inversión en I+D y la ausencia de sectores calificados de punteros, constituyen las principales causas de esta baja productividad en España. Sí realmente los sindicatos quieren cuidar y proteger los intereses de toda índole de los trabajadores, deberían velar por que se incremente ese primer concepto, la productividad. Ésta puede ser definida como la cantidad de bienes y servicios que puede producir un trabajador en cada hora de trabajo. Por poner un ejemplo, los españoles somos un 34% menos productivos que los alemanes. Motivo suficiente para la preocupación.
Pero, si escandalizado estoy con las manifestaciones del antiliberal portavoz sindical de Solidaridad, mi perplejidad y preocupación no cesan cuando leo la prensa y constato los desmanes sindicales de los sindicatos de clases en España. La Audiencia de Sevilla fijó para 14 de diciembre pasado, el inicio de la vista oral por el escándalo de las facturas falsas del sindicato UGT-A, que sienta en el banquillo de los acusados a la ex cúpula de la organización sindical en Andalucía y en el que el sindicato está citado como responsable civil subsidiario por la totalidad de las cuantías supuestamente defraudadas: más de 40 millones de euros, en concreto 40.750,047,74 euros. En fin, es lo que hay.
Y, para rematar la faena, el de VOX hace una pirueta sin protección, producto de la contradicción más palmaria y de forma explícita defiende a Milei y su programa económico. No sé si ha leído con detenimiento la propuesta de «entregar o regalar Aerolíneas Argentinas» a los trabajadores. Los sindicatos argentinos, los 'afamados' piqueteros peronistas, contra la idea de Milei de entregar la aerolínea estatal a sus trabajadores: «Nos van a tener que matar» para su aceptación. Cuanto menos curioso, a que sí Rodrigo Alonso, eso de que haya trabajadores dispuestos a rechazar la oferta de Milei, lo que confirma que los trabajadores no siempre quieren ser los dueños de los medios de producción si ello supone asumir riesgos. Claro, este lo asume el capital y sólo por eso, es el legitimado para tomar decisiones en la empresa, que en una economía de mercado tiene como primer y principal objetivo, ganar dinero dentro de la Ley y repartirlo entre la propiedad, como forma de su retribución. Espero que el nacional sindicalismo y el nacional socialismo se presten a defender para siempre la democracia liberal y el sistema económico que lo sustenta, el capitalismo. Lo que preveo es imposible.