Opinión
Lobato se hace un pajetón
Por eso no quiero sumergirme en tan docta obra, porque a lo mejor define al hombre de manera diferente a lo que hoy lo hace la RAE
No sonrían con la boca chica. No es lo que parece. Tampoco lo que piensan. Acudamos a San Isidoro y sus Etimologías. Paje, nuestro Emiliano, una mano, como Baquedano, la otra mano. Parece que los del Callejón de los Negros recurrieron a alegorías, sátiras, parodias ... y eufemismos para componer el libreto. Pero no. Julio Pardo y Quico Zamora, letra y música del Coro, abrazaron el cielo cantándole a Cádiz, como lo hizo Carlos Cano, con letra de Antonio Burgos, con sus Habaneras cuando decían, «Desde que estuve, niña, en La Habana / No se me puede olvidar / Tanto Cádiz ante mi ventana…Tengo la seguridad que ninguno de los referidos autores, una vez escritas sus magistrales obras, tuvieran callos en las manos productos del esfuerzo de escribir. Creo que Juan Lobato tiene la lengua suelta, sólo que como tantos otros socialistas habla mucho y hace poco. Con su crítica a la Ley de Amnistía se ha hecho un gran «pajetón». Debe tener las manos doloridas y encallecidas, ya que su lengua goza de buena salud. Los pajetones del PSOE cuyo número es indefinido, tienen otro elemento definidor de su condición, gargantas muy profundas, porque se lo tragan todo. Así es que Juan, Emiliano, Javier (Lamban)…cuidado con lo que os metéis en la boca, vayáis a atragantaros. Creo que lo de garganta profunda es obvio. Lo de pajetón requiere acudir como decía a las Etimologías. El problema es que estas fueron escritas sobre el 625 y los hombres se vestían por los pies. Hoy con eso del unisex, no sé por dónde se visten. Por eso no quiero sumergirme en tan docta obra, porque a lo mejor define al hombre de manera diferente a lo que hoy lo hace la RAE. De ahí, la conveniencia de analizar y definir el concepto, tal y como ha sido descrito utilizando los recursos dispuestos por la literatura barroca. O sea, un alejamiento del equilibrio entre la razón y sentimiento, por una parte y por la otra entre razón y fe, típicos del humanismo renacentista que confluyen en la forma de pensar y de escribir en la modernidad, a diferencia del barroco que apuesta por lo irregular, retorcido, complicado y difícil.
Como tendemos a complicarlo todo, por mí que no quede. Utilicemos la vía barroca en nuestra construcción gramatical y sintáctica. Paje, Emiliano, una sola mano, la otra, la de su hermano gemelo a lo mejor hay que buscarla a estas horas en Izquierda Española, el nuevo partido político de Guillermo del Valle como alternativa al PSOE. Paje, Emiliano, ha sido el artífice del concepto «pajetón». Lleva así desde que el «joven Arenas» usaba pantalón corto por las calles de Olvera, diciendo una cosa y haciendo su contraria. El habla de Arenas es diferente e inconfundible: eco permanente en dos y hasta en tres dimensiones. Pero, a lo que ahora aspiro es a precisar el fundamento del concepto pajetón, al que pretendo sea incluido por la RAE en el Diccionario de la Lengua Española. Yo se lo doy ya definido: dícese de aquella persona que dice cosas para descargar su conciencia, haciendo lo contrario y manchándosela (la lengua) por consiguiente más que antes. En consecuencia, lo de los callos, es por frotarse las manos cuando hablan y dicen lo que no hacen, siguiendo con la frotación manual cuando hacen a continuación lo contrario de lo que decían, desdiciéndose por tanto de lo dicho. Vamos, «la picha un lío», gaditana expresión donde las haya. Lo que es un problema sí lo relacionamos con el concepto objeto de análisis (Imagínense por un momento, un pajeton con la picha hecha un lío). Aprovecho y defino «garganta profunda socialista»: dícese del que se lo traga todo y terminado el lance sale indemne y con ganas de repetir, de repetir y seguir en el carguillo que le ha dado la vida por su simple afiliación y que nunca soñó alcanzar ni por asomo en su vida civil. ¡A que sí Cerdán! Mientras tanto Paje, como si fuera todo un faraón del Antiguo Egipto, «Pajetón» es lo más parecido a Tutankamón. Sentado en su trono de Toledo bañado por el Tajo, como si fuera el Nilo azul, lenguaraz como pocos, cobarde como tantos otros ilustres socialistas, hablan mucho y no hacen nada. A Paje la fuerza se le va por la boca, imposibilitando de esa forma el control del pensamiento neurótico, impidiéndole volver a la realidad, de la que nunca debió alejarse. ¿O es que su realidad es la decir una cosa y hacer otra? Lo peor o quizás lo mejor, es el seguimiento que tiene entre ciertos compañeros de partido: Lobato, Lamban…todos ellos convertidos en Pajetones. Les recomiendo a todos, lean a Giacobbe, psicoterapeuta italiano, quien determina en sus terapias que la distancia entre lo que se dice y lo que se hace, es parte de ese pensamiento neurótico que nos aleja de la realidad. Ese control se recupera cuando dejamos de «hacernos pajas mentales» como textualmente manifiesta el terapeuta. O sea, ¡pajetones!, dejar de haceros pajas mentales y tomar decisiones acordes a vuestros pensamientos que bien reflejáis y que tan cobardemente manifestáis a continuación en obras y hechos.
Lobato ha afirmado que «la Ley de Amnistía que, beneficiará a los implicados en el procés, «va contra lo que nos define como sociedad, es decir, que se establecen normas y no cumplirlas tiene consecuencias» (sintaxis manifiestamente mejorable). A continuación, dijo este pajetón que, la ley tiene aspectos positivos «muy potentes», como que haya un «gobierno de progreso» que apuntala medidas sociales y «genera empleo». Hay que tener poca vergüenza, o sea, ninguna para soltar la tríada de tonterías y mentiras, todas al unísono. Y como en la política le va la vida, la de él y la de Cum fraude, Lobato pidió «a todos» contundencia en condenar la piñata de Sánchez: «Estamos a un milímetro de un bofetón por la calle». A colación con esto, el PSOE justifica su denuncia ante la Fiscalía, entre otras cosas, en la asunción de la condición de colectivo vulnerable (¡el propio PSOE!), considerándolo en consecuencia como una provocación concreta, en contra de un colectivo determinado por el hecho de serlo. Pero, la jurisprudencia ha construido el concepto, asociándolo a colectivos exclusivamente de esta guisa (por razón de raza, religión, género, edad, ideología, orientación sexual, discapacidad, o enfermedad). También denuncian la actuación de los manifestantes golpeando la piñata de pinocho, como «magnicidio». Este significa dar muerte a una persona relevante por su cargo o posición institucional. ¡Hombre por Dios! Se equivocan nuevamnete. La grandeza en este caso la representa la nariz del muñeco sin más. Externaliza la magnificencia como se hacía en el Renacimiento, ese apéndice superlativo, portador de los valores de un gran mentiroso, que sólo dice la verdad cuando miente por segunda vez sobre la primera mentira. El fundamento esgrimido sobre la vulnerabilidad socialista según ellos es que «fueron perseguidos durante la dictadura franquista». ¡Vaya, vaya!
Veamos la Memoria histórica y democrática de verdad al respecto de lo dicho, del magnicidio y de su condición de vulnerables. Primero, para magnicidio de verdad, aunque truncado el que reveló Pablo Iglesias Posse cuando dijo en la sesión de las Cortes del 7 de julio de 1910 que, antes que permitir el regreso a la presidencia de Antonio Maura, estarían dispuestos a «llegar hasta el atentado personal». A los pocos días se atentaba contra A. Maura. ¡Vaya, vaya! Oh, que me dicen de la muerte del monárquico Calvo Sotelo en el 36, cuando un grupo de guardias de asalto y miembros de las milicias socialistas, se presentaron en su domicilio y, en el trayecto, el socialista Luis Cuenca Estevas le disparó dos tiros en la nuca. ¡Vaya, vaya! Segundo, la vulnerabilidad socialista: «¡Matadlos, que son curas!»: ejecuciones auspiciadas por Largo Caballero e Indalecio Prieto en Asturias en 1934. Aquellos si que eran vulnerables (por pertenencia a una religión). Vaya, vaya, hay que joderse, joderse de verdad.
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