Opinión

Lobato se hace un pajetón

Por eso no quiero sumergirme en tan docta obra, porque a lo mejor define al hombre de manera diferente a lo que hoy lo hace la RAE

Fernando Sicre

Esta funcionalidad es sólo para registrados

No sonrían con la boca chica. No es lo que parece. Tampoco lo que piensan. Acudamos a San Isidoro y sus Etimologías. Paje, nuestro Emiliano, una mano, como Baquedano, la otra mano. Parece que los del Callejón de los Negros recurrieron a alegorías, sátiras, parodias ... y eufemismos para componer el libreto. Pero no. Julio Pardo y Quico Zamora, letra y música del Coro, abrazaron el cielo cantándole a Cádiz, como lo hizo Carlos Cano, con letra de Antonio Burgos, con sus Habaneras cuando decían, «Desde que estuve, niña, en La Habana / No se me puede olvidar / Tanto Cádiz ante mi ventana…Tengo la seguridad que ninguno de los referidos autores, una vez escritas sus magistrales obras, tuvieran callos en las manos productos del esfuerzo de escribir. Creo que Juan Lobato tiene la lengua suelta, sólo que como tantos otros socialistas habla mucho y hace poco. Con su crítica a la Ley de Amnistía se ha hecho un gran «pajetón». Debe tener las manos doloridas y encallecidas, ya que su lengua goza de buena salud. Los pajetones del PSOE cuyo número es indefinido, tienen otro elemento definidor de su condición, gargantas muy profundas, porque se lo tragan todo. Así es que Juan, Emiliano, Javier (Lamban)…cuidado con lo que os metéis en la boca, vayáis a atragantaros. Creo que lo de garganta profunda es obvio. Lo de pajetón requiere acudir como decía a las Etimologías. El problema es que estas fueron escritas sobre el 625 y los hombres se vestían por los pies. Hoy con eso del unisex, no sé por dónde se visten. Por eso no quiero sumergirme en tan docta obra, porque a lo mejor define al hombre de manera diferente a lo que hoy lo hace la RAE. De ahí, la conveniencia de analizar y definir el concepto, tal y como ha sido descrito utilizando los recursos dispuestos por la literatura barroca. O sea, un alejamiento del equilibrio entre la razón y sentimiento, por una parte y por la otra entre razón y fe, típicos del humanismo renacentista que confluyen en la forma de pensar y de escribir en la modernidad, a diferencia del barroco que apuesta por lo irregular, retorcido, complicado y difícil.

Artículo solo para registrados

Lee gratis el contenido completo

Regístrate
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación