OPINIÓN
Igualitariamente pobres
Nuestras rentas reales han retrocedido, por eso somos más pobres. Nuestro nivel educativo es una calamidad y la educación es un componente que directamente influirá en el futuro en el índice de productividad.
Somos pobres de solemnidad. Y, precisamente, ahora Cataluña exige una supuesta deuda histórica. Es algo generalizado entre los 17 reinos de taifas en que se fragmenta el Estado en Comunidades Autónomas, algunas regiones, otras nacionalidades, nunca nación, simplemente porque sólo hay una y así lo ... dice solemnemente el artículo 2 de la Constitución. Todas reclaman al Estado una supuesta deuda, o sea, que la pague el resto. Ocurre algo así, todas esgrimen supuestos derechos de créditos sobre el resto, porque todas conforman el Estado. Mientras que ninguna se erige en deudora con las demás y con el todo. Lo que no tiene sentido alguno, es un ejercicio que nos lleva al absurdo. Pero es que España es todo un ejemplo de lo absurdo e irracional que se puede llegar a ser. Quizás, el absoluto despropósito a la hora de confeccionar los PGE sobre la base de cuadros macroeconómicos ficticios, donde impera abultar la previsible cifra de ingresos fiscales, para justificar sobre la base de unos presupuestos irreales un gasto disfuncional con la de su réplica de ingresos, lo que nos lleva al déficit incontrolado y a la deuda publica insostenible. Pues bien, Cataluña, exige que todos, menos el País Vasco (el de las Putas Nueces Vascas y los de Otegi y las formas de gestionar un secuestro) sujeto al Concierto Económico y al Cupo, nos empobrezcamos a costa de ellos. Curioso verdad, hablamos de igualdad y el primero que se opone a ello es el propio gobierno, acostumbrado a la prebenda con el dinero de todos, para asegurarse los apoyos políticos, precisamente en beneficio de los que quieren la destrucción del Estado y autodeterminarse. No caerá la breva mientras el higo se encuentre en el árbol y se reconducirá para bien la situación. Desde luego, en tanto se pretenda gobernar el Estado con quienes pretenden su destrucción. Es el oxímoron político por excelencia. No se si caerá la breva. Los higos están ya maduros. Las brevas permanecerán en el árbol hasta el año que viene. Así es que todo indica que no caerá la breva y el PSOE comience a rectificar su errática política que nos lleva a la ruina como país y a la miseria como ciudadanos. Rectificar es de sabios. Lo dijo innumerables veces Churchill y lo dice cualquier persona sensata. Éste tenía asumido comerse sus propias palabras cuando erraba y a continuación decía que ello representaba una dieta equilibrada. Sólo los necios presumen de no alterar sus opiniones sobre las cosas. Modificar de criterio cuando se asume el error es un componente más de la sabiduría que acompaña a las personas y muestra de la inteligencia del ser humano.
España es el tercer país de la UE con mayor tasa de riesgo de pobreza y exclusión social infantil, con un 31,3%, solo por detrás de Rumanía y de Bulgaria, según el informe de Save The Children. Las estadísticas oficiales cerradas a finales de año indicaban que el 10,2 % de la población, es decir, unos 4,8 millones de personas, vivían en la pobreza severa. Más de 10 millones de personas sufrieron riesgo de pobreza. Lo que demuestra que los dogmas económicos de la izquierda ultramontana que gobierna España no son deseables. Han abanderado un absurdo «igualitarismo» desde abajo que se ha convertido en una fábrica de producir pobres. La falta de formación y de empleo son las causas con mayor incidencia en el aumento de la pobreza en España. Según el INE, el riesgo de pobreza es mayor entre las personas con menos estudios. Hemos dicho como dato elocuente donde los haya al respecto que, el 10,2%% de la población de España vive bajo la pobreza severa. El dato se desprende de un informe de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en España. España ha sido uno de los países de la UE con mayores niveles de desigualdad en la distribución de ingresos entre sus ciudadanos –la quinta peor cifra en el indicador Gini de Europa–, solo superada por Rumanía, Letonia, Lituania y Bulgaria. Y ante toda esta debacle estadística en la que se constata que somos «lo más de lo menos», la España de 2050, según «Snchz»: más impuestos, mayor protección social y menos coches y aviones. No sólo somos de los más pobres, de lo menos alfabetizados, sino que los incrementos de rentas durante el mandato social-comunista (2018 a 2023) ha sido la cifra más baja de los 27 países europeos. Hemos ganado la carrera a la pobreza. Hoy somos más pobres que ayer y menos que mañana si seguimos como hasta ahora en el último lustro.
El mejor Estado social es el que legisla para que el desempleo sea erradicado. El salario se ha convertido en el mecanismo universalmente aceptado para que casi toda la población pueda vivir. El Estado debe facilitar los instrumentos legales para que el mercado de trabajo funcione eficientemente. El análisis debe partir de la consideración del trabajo como factor de la producción. Como cualquier otro, imbuido de connotaciones específicas, precisamente porque la fuerza de trabajo la detentan las personas. Así, la España de la Champions League de la economía como la llamaba ZP y la de «la que nadie se quedará atrás», como reiteradamente la denomina «Snchz», es la que lidera el paro y la temporalidad, porque el contrato fijo-discontinuo no desvirtúa la naturaleza cíclica temporal de la economía y en consecuencia de los tiempos temporales de la prestación del trabajo en ese contrato. Y es sabido por todos que, la mejor política social es la que genera empleo ¿Dónde está ese escudo social que con tanto ahínco ha repetido «cum fraude» que es seña de identidad de la izquierda de este país?
Nuestras rentas reales han retrocedido, por eso somos más pobres. Nuestro nivel educativo es una calamidad y la educación es un componente que directamente influirá en el futuro en el índice de productividad. Y es este el determinante del bienestar de un país. Debemos ser realista. Por los más jóvenes y los más mayores, todos los demás debemos trabajar más, para que España siga en pie. España precisa una economía competitiva, sólo posible cuando el factor de producción «trabajo» es productivo. Posiblemente, en estos últimos cinco años, toda la legislación, en todos los ámbitos del «ordenamiento» ha ido en la dirección contraria. Nuestra productividad cae y la insostenibilidad económica de la estructura estatal y del sistema de Seguridad Social, imposibilitan vivir conforme a un presupuesto público racional. El Plan Presupuestario que el gobierno ha enviado a la UE no es realista. Porque no se quiere asumir la persistente inflación y la disminución real de la renta disponible de los ciudadanos, la política monetaria contractiva del BCE es un hecho y una necesidad y por imperativo de la UE, deberán desaparecer una serie de reglas fiscales sobre exoneraciones o en su caso bonificaciones de naturaleza fiscal, a pesar de las tensiones de los precios energéticos agravados por las Guerra de Ucrania y ahora de Israel. Y siendo todo esto obvio, no se percibe por ningún sitio una disminución real del gasto público, que a este paso terminará por ahogarnos. Tanto como pretende hacer Cataluña con el resto de España y que desde siempre han hecho los vascos al amparo de la Disposición adicional primera de la CE reguladora de los Derechos Históricos. Cómo sí los demás no tuviéramos Historia y Fueros.
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