Opinión

Huyó en un Škoda, regresará en un Falcon

Efectivamente, pretenden desmontar las esencias de las democracias liberales, fundamento de nuestro Estado democrático de derecho

Fernando Sicre

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Un delincuente huido de la justicia ha hecho de la cobardía su estandarte «estelado». Motxo («fregona» como lo llaman allí, al este del Ebro) salió oculto en el vehículo de su esposa por si había en la zona presencia de los servicios de Información del Estado. Cambió el coche de su mujer por el Skoda oficial en un punto acordado. De ahí fue a encontrarse con los dos «mozos», traducción al español, muy valientes para contravenir la legalidad a la que están obligados a servir, pero que cuando se enfrentan a ella ante el juez, pasan a convertirse en auténticas «nenazas» (nenaças traducido al catalán), («yo no sabía, nunca supe lo que hacía…»), nenazas (por eso del lenguaje inclusivo, «mossos y nenaças» que esperaban en el todoterreno. Tres coches para perpetrar la huida delictiva. Gracias a la «memoria histórica», la que está escrita en las crónicas de la República, podemos aseverar que España poco ha cambiado. Ya en 1934 las ratas y los independentistas habitaban en las alcantarillas aledañas a la Plaza de San Jaime, usadas por ambos para salir en estampida desde la Generalidad. Por eso podemos aseverar que las cosas en ese «palacio» siguen igual. Las ratas siguen siendo roedores y los independentistas gente cobarde. Las crónicas del griego Estrabón, hasta las genuinas romanas de Tito Livio, ya aluden a Barcino, en la provincia romana Tarraconense. Alude la historiografía a los dos mil años de historia de la ubicación del foro en Barcino (actual Barcelona), presidido por el un templo dedicado al emperador Augusto. Relatan los cronistas romanos que, frente a la muralla, en la calle del «Sotstinent Navarro», había un gran foso, que era parte de la cloaca máxima de la ciudad. Las cloacas catalanas no son inventos contemporáneos republicanos, si bien la de Barcino (Barcelona) fue construida durante la República romana. Consistía la misma en un principio en un flujo de aguas sucias a cielo abierto al pie de sus murallas, seguro que malolientes. Entre «Repúblicas» anda el juego, siglo III a.C y siglo XX d.C. Quien lo iba a decir. Entre generales del ejército andaba la seguridad de los territorios republicanos. Gayo Antistio Veto entre los años 27 y 24 a. C. fue el encargado de mantener el orden en aquellas tierras Tarraconenses. Pasado el tiempo, el general Batet, el abuelo de Maritxel, reprimió el independentismo y fue uno más de los generales fieles a la República y en consecuencia garantes del orden constitucional. Ese precisamente que pone en duda su nieta, desde sus posiciones independentistas («derecho a decidir», eufemismo del derecho a votar sobre la autodeterminación) en el seno del PSC.

Habíamos comenzado con la salida de España en coche de la «fregona», como lo llaman sus acólitos. Ahora está próximo si Dios no lo remedia su regreso en Falcon. Porque, supongo que en el pacto al que lleguen, amnistía y referéndum del tipo que sea, «Falconeti», el «doctor honoris cum fraude», lo pondrá a su disposición como avión del ejército del aire para prestar el servicio de repatriar al prófugo Puigdemon». Un delincuente huido de la justicia y un corrupto en toda regla por su tesis (lo dijo Miguel Sebastián, en el transcurso de un almuerzo organizado el 22 de marzo de 2017 por el Ateneo de Palencia, cuando afirmó que el 90 % de la tesis de Pedro Sánchez se la habían hecho en su ministerio). Sobre la base de la definición del concepto corrupción, «cum fraude» es merecedor por méritos propios del término, consistente en el mal uso del poder público procurando obtener una ventaja o beneficio indebido para quien así actúa. En consecuencia, el futuro sombrío de España se encuentra pendiente de un delincuente y un corrupto, pobre España. Porque la amnistía al «proces» supondría lo contrario de la habida en 1977. En esta última, se concedió en el contexto de un pacto constituyente, momento de darnos una nueva constitución, la de 1978. Suponía borrar un pasado dictatorial y comenzar uno democrático. El mal y el bien, la oscuridad y la claridad. Se pretende ahora borrar un pasado glorioso de esplendor al que nos llevó la Transición, para situarnos ante la ignominia de la sedición, cuyas bases la puso el ínclito ZP auspiciando el Pacto del Tinell (2003) y ese malogrado Estatuto de autonomía, que oprimía a la mitad de la otra Cataluña no nacionalista, rompiendo el pacto constitucional. Ahora, se pretende una Ley de amnistía, a modo de indulto general, expresamente prohibido por la Constitución. Ya lo dijeron los Letrados del Congreso a colación con la «proposición de ley presentada por los partidos independentistas en 2021, rechazado por el PSOE ese mismo año, para al menos 13 causas judiciales abiertas desde 2013 contra el desafío independentista ilegal.

Tenía razón «el tal Maritxol», ex ministro de justicia, ahora magistrado del alto tribunal «prostitucional» (como comienza a popularizarse) español (el otro día Leguina manifestó que peor que «Snchz» es Conde Punpido y su toga maloliente del polvo del camino) cuando dijo que España se encontraba en un proceso constituyente. Efectivamente, pretenden desmontar las esencias de las democracias liberales, fundamento de nuestro Estado democrático de derecho. La coalición de gobierno nacionalistas-socialistas-comunistas, ha iniciado el tránsito hacia el Estado totalitario, preconizado por Schmitt. Para este, la democracia es entendida a partir del concepto de Estado total, que ha superado el momento liberal. Con «motxo» de regreso en «falcon» el nacional-socialismo (síntesis del Estado totalitario al modo de Schmitt) será un hecho. Pobre España.

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