OPINIÓN

Con Hamas, jamás. Con Sumar, ni restar

El soberanismo catalán sigue reivindicando la memoria de Terra Lliure con homenajes a terroristas días pasados, auspiciado por la CUP

Fernando Sicre

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Judíos israelíes y palestinos, se auto-reivindican como descendientes de dos pueblos antiguos que habitaron la región, los hebreos y los filisteos, y utilizan esa reivindicación como fundamentación histórica para reclamar como propio el territorio. En la Edad del Bronce Medio, se establecieron ciudades-estado cananeas independientes, influenciadas por las civilizaciones circundantes de Mesopotamia, Fenicia, Siria y el antiguo Egipto, que gobernaron el área en la Edad del Bronce Tardío (1550-1200 a. C.). En el período siguiente surgieron los israelitas, quienes establecieron el Reino Unido de Israel en el año 1020 a.C. Sin embargo, la historia de los israelitas comienza con anterioridad, con los Hijos de Israel. Los israelitas remontaron su linaje al patriarca bíblico Abraham a través de Isaac y Jacob. Según la tradición judía, los israelitas descienden de los doce hijos de Jacob, quienes eventualmente se asentaron en el Antiguo Egipto. Sus descendientes, que constituían las doce Tribus de Israel, fueron esclavizados por un faraón. Según la fe judía, el Éxodo de los israelitas desde la nación de Egipto, hasta el país de Canaán, conducidos por el profeta Moisés, dio lugar a la consolidación de los israelitas como Pueblo de Israel. Después de la muerte de Salomón en el 930 a.C., una insurrección abierta condujo a la separación de las diez tribus del norte y a la división del país en un reino norte: Israel, y un reino sur: Judá, en el territorio de las tribus de Judá y Benjamín (las otras dos tribus). Con el tiempo, el ejército de Babilonia, bajo el mando de Nabuzaradán, destruyó el Primer Templo en Jerusalén. El rey de Judá, Sedequías, fue exiliado a Babilonia y junto a él, los prohombres del reino, quedándose allí (en Jerusalén) los menos preparados y pobres. A partir de ahí, el exilio o diáspora de los que habitan Israel, que comienza en el siglo VIII a.C., y en el siglo VI a.C. a los que provienen de Judá. Durante el exilio, los israelitas procedentes de Judá empezaron a ser conocidos por su gentilicio: «judíos». En consecuencia, queda claro los derechos históricos de los judíos al territorio. Al menos en las mismas condiciones que los palestinos. Una cosa a favor de aquellos es que se erigieron en Estado, dos con la división. Mientras que estos (palestinos), nunca lo hicieron. Desde esos momentos la vida de esa comunidad estuvo marcada por la persecución. Es lo que le ocurrió como a tantos otros a Maimónides, una vida marcada por la angustiosa necesidad de la búsqueda incesante de refugios donde vivir. El Rambán, acrónimo como era conocido el eminente filósofo cordobés, supo enfocar su obra en lo concerniente al exilio forzoso y permanente al que fueron sometidos los judíos, desde la perspectiva de la persecución, con las connotaciones políticas que ello tiene. Fue Leo Pinker en su «exhortación de un judío ruso a los de su estirpe» quien vino a decir que «el judío, en su patria no sólo no es un nativo, sino que tampoco es un forastero: es un el extranjero por excelencia. No se lo percibe ni como amigo, ni como enemigo, sino como a un desconocido, del que sólo se le conoce que carece de patria». Pues bien, el pueblo judío se erigió en su día en el Estado de Israel (Reino de Israel), como entidad política con gobierno, territorio y población. Lo digo para acreditar los derechos históricos que les correspondían cuando, tras la renuncia británica a su mandato, el 14 de mayo de 1948 Israel hizo efectiva la resolución de la ONU que establecía la creación de dos Estados, uno judío (con el 55 por ciento del territorio) y otro árabe.

Ahora, los terroristas de Hamás han sembrado el terror. Su intención, desestabilizar al Estado israelí, única democracia real de la zona. Este, se encuentra inmerso de firmar varios tratados internacionales con varios países árabes, sobre todo con Arabia Saudita. Detrás de todo esto está el control del gobierno de la Autoridad Palestina, hoy en manos de al Fatah y con un gobernante, Mahmud Abás, presidente con mandato caducado desde 2009, negándose a convocar elecciones. Bueno, creo que la progresía patria que se «rasga las vestidura», o sea, escandalizarse con ostentación o hipocresía por algo que otra persona hace o dice, arremete contra Israel por ejercer el derecho a la defensa de su territorio y de sus nacionales que han sido masacrados en actos terroristas sin precedentes. En un solo día han matado tantos judíos como ETA mató a españoles de bien durante varias décadas. El PSOE ha hecho al etarra Otegui, condenado por terrorismo un «hombre de paz». «Snchz» en la reunión para su investidura le comentaba en tono jocoso a M. Aizpurua, su interlocutora, condenada por enaltecer a ETA en sus infames portadas al frente de Egin y Gara, «me van a dar hasta en el DNI, pero me da igual». ¡Qué valiente! ¿Se imaginan al presidente de Israel pactando la investidura con los terroristas de Hamás, sin haber pedido previamente perdón y arrepentirse de los crímenes cometidos? Los otros, en España bien podrían ser llamados los pueblos del levante mediterráneo al norte del Ebro, por equiparación con los filisteos establecidos entre el Mar rojo y el Mar de los Filisteos, o sea, la Península del Sinaí. Una parte de ellos, los que siguen a «Motxo», cabeza de fregona, Junqueras el del ADN francés (su parecido con Alain Delon lo delata) o el «sin vergüenza» y corrupto Pujol (molt honorable a la catalana), porque más de la mitad de los catalanes son gente de bien (cumplen la Ley y exigen que se cumpla), exigen la amnistía para golpistas e investigados por terrorismo. Los otros, los constitucionalistas, reclaman algo elemental, la presencia del Estado en Cataluña, parte inalienable del Estado, de España, de esa gran nación que «Snchz» quiere cargarse a toda costa y a la que humilla desde que se despierta hasta que se acuesta, supongo que en el famoso colchón que hizo cambiar, como primer gesto político de su mandado en 2018. También en estas tierras el terrorismo ha hecho estragos (Terra Lliure), al igual que ETA con reivindicaciones soberanistas sobre el territorio. El soberanismo catalán sigue reivindicando la memoria de Terra Lliure con homenajes a terroristas días pasados, auspiciado por la CUP. Otro de los partidos con los que previsiblemente pactará «Snchz». También los CDR y «Tsunami Democratic». Algunos miembros de los CDR conformaron «una organización terrorista paralela, de carácter clandestino y estable», según la Fiscalía. Hoy unos y otros están siendo investigados por la Audiencia Nacional por terrorismo. Pues bien, la que es de Venus, pero orbita Marte y parasita la Moncloa a bordo de un cohete Sputnik, ruso comunista por supuesto, solicita la amnistía para estos investigados por terrorismo para que su amo «Snchz» sea presidente. Otra cosa y termino. La Generalidad de Cataluña promoverá más el árabe que el castellano en las escuelas catalanas. La consellera Meritxell Serret anuncia la alianza con la Liga Árabe. En Gerona, el 20% de los niños que nacen son hijos de musulmanes. En Tarragona y Lérida, el 15% y en Barcelona, el 12%. En muchos barrios de Tarragona, Salt, Manlleu, Mataró, Manresa, El Vendrell, Reus o Tarrasa ya prevalece la sharía. Este proceso de islamización de Cataluña supondrá con el tiempo trasladar a ese territorio algo parecido a lo que ocurre hoy en Israel: dos pueblo asentados, perfectamente diferenciados, irreconciliables culturalmente y en pugna por la legitimidad del territorio. Pues ya lo saben independentistas, os impondrán la chilaba y el turbante en lugar del «jupetí», la «faixa», el «jupetí» y las «espardenyes» .

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