OPINIÓN
Espacio público de convivencia
España un país «decente», indecentemente informado. Si «Snchz» dijera la verdad, los suyos lo echarían a palos
Ha dicho el peor ministro de Sanidad de toda la democracia (la segunda peor gestión sanitaria por el número de muertos per cápita durante la pandemia en un país Occidental) que, Cataluña se inserta en un «doble espacio público de convivencia». Siempre pensé que España ... es un país soberano constituido en un Estado social y democrático de derecho y cuya forma de gobierno es la monarquía parlamentaria. Y los españoles instituidos como pueblo español, constituimos un grupo étnico europeo de la península ibérica y una nación originaria llamada España. Los romanos cultos llamaban Hispania a la península ibérica, pero el vulgo que hablaba latín en la Península pronunciaba España hacia el año 300. Con posterioridad y con la unión de las dos grandes coronas de la península Ibérica, Fernando de Aragón e Isabel de Castilla sacaron a España de la Edad Media y dieron forma a la primera potencia transoceánica de la historia moderna. La restauración de la legitimidad del poder real sobre la nobleza, sentando las bases del poderoso Estado monárquico-territorial en que se convertiría España acontece en 1492, con la conquista de Granada y la unión de todos los territorios. A esto es a lo que Illa llama «espacio público de convivencia». Precisamente en ese espacio público, decretó las compras centralizadas de material sanitario durante la pandemia, origen potencialmente del mayor escándalo de corrupción, ahora llamado «caso Koldo». Quizás´, por el número de «sociolistos» implicados, debiera ser denominado el enésimo, que no último caso de corrupción del PSOE.
Qué España sea ahora un espacio público de convivencia, espacio troceado fiscalmente por dos conciertos económicos (vasco y navarro) y que serán tres si Dios y la coherencia y la decencia de algunos diputados socialistas no lo remedian, el Estado habrá sucumbido como constitucionalmente es definido. Dice la Constitución que España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político. La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas. En consecuencia, «Snchz» puede apelar a la mayoría que salió de las urnas para hacer las barrabasadas que hace desde que tomó posesión, justificándolo y apoyándose en esa mayoría contra la naturaleza de los dos preceptos constitucionales invocados (artículos 1 y 2). El gobierno socialista desde 2018 será recordado por el «plasma» (alocuciones del presidente sin preguntas), promesas incumplidas, cambios de criterios en cuestiones trascendentales de índole político-institucional, tratos de favor sobre todo a un territorio y algunos de los delincuentes que lo habitan (indultos y amnistía), corrupción generalizada en muchas instancias públicas y sobre todo actuaciones y toma de posturas antitéticas con lo defendido días atrás, pero que por exigencias para seguir en el poder, ha dispuesto lo contrario. Y todo ello para conservar el poder «Snchz» que bien sabe que, sin él puede acabar mal judicialmente y sobre sus acólitos que le siguen sin rechistar, por una mera cuestión económica de seguir cobrando un sueldo que en la vida privada sería impensable para ellos. «Cun fraude» que hizo dimitir a una ministra (sanidad) por lo mismo por lo que él ahora asume por méritos propios su condición de «doctor honoris» sabe que (porque tonto no es, un «sin vergüenza redomado» sí que lo es, vamos que no tiene un ápice de ella) esa mayoría que él administra, al menos una parte de los suyos (PSOE) no les votó para amnistiar a los delincuentes y tampoco fue votado por esos mismos para destruir el Estado, otorgando un concierto económico para Cataluña. Y lo digo porque él mismo (un mentiroso compulsivo, tenaz y pertinaz en la mentira, como la sequía a España) ha dicho hasta la investidura exactamente lo contrario de lo que hace. Esa conducta disfuncional que exhibe (dice una cosa, para posteriormente decir y decidir lo contrario), le ha valido por derecho propio el apodo de traidor. Ha traicionado la buena voluntad del pueblo español que conforma la única nación española según la CE de manera inequívoca. Por lo que esa pretensión de federalización (más bien confederación) de España instituida en ese contexto como plurinacional, exigiría la reforma constitucional y en consecuencia supondría poner en marcha el procedimiento instituido en el artículo 168. La plurinacionalidad y la fragmentación de la soberanía son cuestiones que afectan al Título Preliminar CE, por lo que cualquier cambio sobre ambos conceptos, exigirá la aprobación de la reforma propuesta por mayoría de dos tercios de cada Cámara, y a la disolución inmediata de las Cortes. Las Cámaras elegidas deberán ratificar la decisión y proceder al estudio del nuevo texto constitucional, que deberá ser aprobado por mayoría de dos tercios de ambas Cámaras. Aprobada la reforma por las Cortes Generales, será sometida a referéndum para su ratificación. Sí los socialistas del PSOE escorado a las posiciones del socialismo bolivariano de los postulados del Grupo de Puebla, con ZP a la cabeza, siguen la conducta de ciertos países sudamericanos, modificaran los cimientos del Estado constitucional, auspiciado por una supuesta soberanía popular, donde el pueblo adopta su condición de poder constituyente, vaciando de contenido la Constitución, propio de los procesos revolucionarios de la izquierda populista bolivariana con la que el PSOE se identifica.
Proyectar el futuro a través del presente, conformado por el devenir de los hechos históricos que lo circundan, es una opción legítima. El futuro inmediato depende del interés personal de «Snchz» que, desconoce el concepto de «interés general». El presente se debiera sustanciar según las pretensiones de «Snchz», en los recursos que habría que interponer ante el constitucional. Los antecedentes inmediatos, en la Transición que aconteció y sigue haciéndolo a raíz de la aprobación y entrada en vigor de la Constitución de 1978. Como antecedentes remotos, lo ocurrido en primera persona en Azaña durante la II República y el gran visionario de la cuestión que fue Ortega y Gasset. Dijo este en el debate de aprobación del Estatuto de Autonomía catalán durante la II República que, «el problema catalán… es un problema que no se puede resolver, que sólo se puede conllevar…». En ese mismo debate, Azaña lo planteó de la siguiente manera: «se negocia y se llega a un acuerdo para encajar el Estatuto de Autonomía dentro de la Constitución republicana«. Con posterioridad y ante los vergonzosos hechos acontecidos en Cataluña desde 1934, decía Azaña una vez reconsiderado su error que, «una persona de mi conocimiento asegura que es una ley de la historia de España la necesidad de bombardear Barcelona cada cincuenta año. El sistema de Felipe V era injusto y duro, pero sólido y adecuado. Ha durado para dos siglos». Decía Ortega que «el problema catalán es un caso corriente de lo que se llama nacionalismo particularista». Es un sentimiento que se apodera de un pueblo o colectividad y le hace desear ardientemente vivir aparte de los demás pueblos o colectividades. Pero ese sentimiento es impuesto por una minoría que patrimonializa el mismo. Esto es extrapolable a toda Europa. Las dos grandes Guerras del siglo XX tuvieron lugar por acontecimientos de naturaleza nacionalistas. Europa es el paraíso terrenal en un mundo que más se parece a un infierno. Trabajemos para que ese paraíso sea parte inherente a nosotros mismos, en nuestra condición de europeos y españoles. Y Europa como España de manera decidida combatan con todas sus armas ese peligro llamado nacionalismo. Allá en el siglo XIX las señas identitarias encendieron la mecha de ciertos nacionalismos. Hoy, el deseo de justificarse para perpetuarse en el poder, es el fundamento primero y único de la persistencia del nacionalismo que, al ser insaciable en sus planteamientos, justifican su existencia por los siglos de los siglos, en tanto exista el Estado al que cercenan competencias con prisas y sin pausa, hasta su práctica disolución por defunción. Sres. socialistas, que no sociolistos, espero un poco de sentido común, dignidad y honra para no seguir siendo coadyuvantes necesarios en la perpetración del desaguisado y muerte de un gran país. España un país «decente», indecentemente informado. Si «Snchz» dijera la verdad, los suyos lo echarían a palos.