opinión
Más que un club: un puticlub
Me viene a la memoria el caso ERE y Don Ángelo, el puticlub en el que algunos socialistas pagaban con tarjeta de crédito de la fundación Faffe de la Junta de Andalucía
En Cataluña, el Barça es más que un club. «Mès que un club», como al nordeste del Ebro se dice. Expresa la pretensión de trascender su condición de club de fútbol, para ser la institución deportiva más representativa de Cataluña y uno de sus mejores ... embajadores. En el abominable programa de la no menos repugnante cadena TV-3 «Crackòvia», el presidente de entonces (2014) disfrazado de Sra. Rius, da unas palmadas, grita lo de «Niñas ¡al salón!», mostrando a los socios del club el plantel de jugadores disfrazados de fulanas, para que elijan a la que quieran y la insulten a gusto.
La parodia televisiva terminaba con la marcha del plató de los socios, desolados gritando: «¡Esto, más que un club, parece un puticlub!». Negreira y algún «sociolisto» que había por ahí, presidentes blaugranas también, rememoran, fundamentando la frase que intitula este artículo. Siempre hay un listillo socialista en cualquier trama corrupta que se precie.
Albert Soler, secretario de Estado para el Deporte con ZP y director general con Sánchez, fue directivo del FC Barcelona en la época de Bartomeu, ahora investigado en el caso. ¿Que tendrán las luces de colores para que los que presumen de solidarios con el dinero ajeno, hagan alardes de humanitarios, caritativos, altruistas, generosos, fraternales, con el prójimo? Me viene a la memoria el caso ERE y Don Ángelo, el puticlub en el que algunos socialistas pagaban con tarjeta de crédito de la fundación Faffe de la Junta de Andalucía, que alojó un 'meublé' de putañeros, que lo demolió la peor corrupción. Sobre esas cenizas nace un auto negocio (farmacia abierta 24 horas) que vende condones donde antes se regalaban.
Ahora con sabores a frutas tropicales, antes con un capullo de rosa serigrafiado en la puntita. Intentaba buscar un dicho para el caso de la absurda reforma sobre el sistema de pensiones que se pretende por este gobierno de socialistas del siglo XXI, o sea, el comunismo naciente en el Orinoco.
Sólo que únicamente me venía a la imaginación lo del club y el puticlub. Sólo me vino a la memoria «como puta por rastrojo», como elemento de engarce con la verdadera cuestión que hoy me trae a colación para escribir sobre el sistema español de pensiones. Se refiere dicho saber popular, a la situación de aquellos pueblos de labriegos que celebraban sus fiestas patronales coincidiendo con la finalización de la cosecha, que era aprovechado por algunas prostitutas de las poblaciones cercanas, para acercarse hasta allí e intentar hacer «negocio» con los campesinos. Como quiera que en el campo no existen las comodidades que ofrecen las «meublés», el lugar elegido para la coyunda era la inmensidad del campo recién segado.
Convirtiéndose la cópula sobre las cañas secas en un acto bastante incómodo, casi un sacrificio patriótico, originándose con el tiempo la expresión «como puta por rastrojo». Pues bien, los políticos nos tienen a los españoles como putas por rastrojos con las pensiones.
Un sistema de pensiones sustentado en un sistema financiero de reparto es y será siempre un problema. Este no existirá cuando se erige, ya que la proporción cotizantes-beneficiarios se decanta a favor de los primeros, lo que permite durante años su andadura. El «reparto» se fundamentan en el principio de solidaridad intergeneracional, de tal forma que nuestros padres financiaron el sistema para nuestros abuelos y nosotros a nuestros padres.
Todo empezó con la Ley 26/1985. Se produce entonces la primera huelga general contra un mandatario socialista del actual período constitucional, produciéndose entonces un cisma PSOE-UGT. Esa reforma consistía en la ampliación del período mínimo de cotización para su percibo, así como ampliar el período de cómputo de cotizaciones para el cálculo de la cuantía de la pensión.
En 2010 el gobierno de ZP congela las pensiones contributivas y suspende en 2011 su revalorización (sí, lo que leen Uds. No era la derecha «trifálica por boca de la ex Fiscal General del Estado la causante de ello ¿Qué tendría en la mente o donde fuera esa mujer?)».
Llegó la época del PP y se promulga la Ley 23/2013, de 23 de diciembre, reguladora del Factor de Sostenibilidad y del Índice de Revalorización del Sistema de Pensiones de la Seguridad Social. La enésima estupidez de los populares fue ponerse en manos de los vascos en 2018.
El apoyo del PNV a los PGE (Presupuestos Generales del Estado) suponía de facto la derogación del índice de revalorización de las pensiones previsto en 2013 y que entraba en vigor precisamente el año 2019. Como es habitual, el PNV se vendió una vez más y a la semana siguiente votaba a favor de la moción de censura.
Esa reforma de 2013 era racional y conveniente, si consideramos la relación directa del sistema de pensiones con el mercado de trabajo. Ahora, la reforma pretendida, fuerza la desconexión del sistema con el mercado de trabajo, cuando aquel depende directamente del buen funcionamiento de este. La subida del coste de financiación del sistema perjudica la productividad y por ende la competitividad empresarial: incrementos de la base máxima y cuota de solidaridad.
Y, para rematar la faena, trasvases presupuestarios del Estado al sistema. Lo que se sintetiza en la descripción del esfuerzo del sistema que, pasará del 11,88 del PIB al 15,5%. Ya les digo, el sistema es el paradigma de sistema «Ponzi», legal por imperio de la Ley, pero nada más.
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