Opinión

«Cepillator»: el miembro del cuerpo

Ahora le toca el turno al policía nacional, sin espada, pero con la porra empuñada

Fernando Sicre

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Menudo miembro y menudo cuerpo para poderlo portar. Sí don Pelayo levantara la cabeza, que no otra cosa, estaría orgulloso de la raza de sus condescendientes. Cuando en 1775 ardió el Santuario de Covadonga, su abad solicitó auxilio del Rey Carlos III para recomponerlo, y ... como gratitud le entregó la espada que constaba en la armería y que se atribuía a Belai al-Rumi: «Pelayo el Romano», como lo conocían los moros de entonces. Empuñada y con la punta al aire, que no con la puntita, su longitud era de 98 centímetros. Vaya con don Pelayo, quien no se la envainaba bajo ningún concepto, siempre blandida mirando al cielo de España y cortando el aire con su afilada hoja. Ahora le toca el turno al policía nacional, sin espada, pero con la porra empuñada. Esta de 65,5 cts. Todo indica que la raza española ha desarrollado más la mente que la fortaleza física. Sí, le toca el turno a Dani, como lo llaman, descendiente directo del conquistador astur. Dicen de él sus grandes amores al nordeste del Ebro que, es atento, solidario, divertido, por supuesto guapetón, vamos, un fenómeno de la naturaleza, del que todos los españoles debemos estar orgullosos. Sin duda yo lo estoy, como lo estarían don Pelayo, el Cid y Santiago. Así es que viva España y viva Dani muchos años.

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