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Pásalo

Donde habita el olvido

No sería reprochable que Exteriores y Defensa siguieran la inercia de los alumnos del Buen Pastor

Felix Machuca

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Un profesor de Derecho Penal de la Hispalense, Vicedecano por más señas, viaja de su bolsillo dos veces al año hasta Ciudad de México, para adecentar y mantener en la dignidad de su eterno reposo la tumba de Luís Cernuda, el mismo que tanto supo ... de olvido. Este profesor se llama Miguel Polaino-Ortz y, aprovecha la ocasión, para hacer lo mismo con otras tumbas de españoles que no se merecen el infierno de la desmemoria. A mí me nace una devoción ingobernable por esta clase de gestos. Quizás porque son escasos, como todo lo bueno. Pero nunca falta un ejemplo para volver a creer en nuestras mejores posibilidades. Se nos caen los labios de hablar de la memoria, con calificativo político, por supuesto, pero la amnesia sigue asolando paisajes de nuestro pasado más inmediato. Los que son desenterrados por traslado forzoso tienen hasta esa suerte. Los que ni siquiera pueden ser identificados en sus tumbas, porque son sepulcros donde ni nombres ni lápidas tienen para escribirlos, siguen olvidados. Todos nuestros muertos, sean de donde sean, merecen dignidad y respeto póstumo.

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