PÁSALO
España huele a eso
Casi cuarenta años después de la canción de Benito Moreno procede preguntarse ¿a qué huele España?
El descubrimiento en la vieja Carmo de un ungüentario del siglo I después de Cristo nos ha empujado a pensar que, la Roma alto imperial, gustaba de perfumarse con pachuli. El pachuli, en los ochenta, era el aceite aromático que te vendían los jipis de ... la plaza del Duque, mientras otros intentaban colocarte sus dibujos de juegos esféricos multicolores o un canto a la paz con su símbolo en plenitud. Los jipis lo vendían barato y solían traerlo desde Marruecos, cuando bajaban al moro. En Carmo, por el lugar donde ha aparecido, en un panteón funerario perteneciente a unas de las familias de la élite local, debió costar lo suyo. Dicen que a Nerón le encantaba perfumarse las plantas de los pies. Y que, Vespasiano, en cambio, abominaba de los jóvenes que salían a la calle bañados en esencias. Era tal su aversión a esta costumbre que consideraba femenina que, en su propia cara, revocó el nombramiento de un joven a la prefectura, diciéndole: preferiría que olieses a ajos.
Plinio el Viejo, cuando el Vesubio entró en erupción ordenó a la flota estacionada en el Miseno dirigirse hacia la zona para auxiliar a los pompeyanos, pero murió en el intento. El venerable naturalista consideraba el perfume uno de los lujos más superfluos que aquella sociedad del bienestar y el consumo podría costearse. Al menos, para los varones. Con las mujeres debió ser más transigente. Pero no me hagan mucho caso. No es este un dato al que le pueda conceder absoluta fiabilidad. El caso es que Roma, que es lo que pretendía contarles, olía putrefactamente mal. Como siempre, habría barrios menos respirables que otros. Siendo las zonas residenciales de las élites las más llevaderas. Además del perfume de pachuli, como certifica el hallazgo de Carmo, las romanas se gastaban un dineral en perfumes de canela, rosas, mirra, nardos, narcisos. Se dispensaban en unos locales específicos: las tabernae urgentaria. Desconozco si en estos mismos establecimientos se procedía a su elaboración.
¿A que huele España hoy? Benito Moreno nos dejó una hermosa canción en los años de la transición donde husmeaba los olores que nos definían. Nos cantaba que «España olía a pueblo, a colegio y hermano/ a botones de hueso, a cine de verano». Preciosa canción del olor de una España que se fue por el desagüe del tiempo, las nuevas costumbres y el inevitable cambio histórico. Casi cuarenta años después de aquella canción procede hoy preguntarse a qué huele España, tras oler los pinchitos vendidos por Coalición por Melilla para alimentar una merienda electoral fraudulenta, la charada del caso Maracena, y el tufo a pescado de Mojácar. España huele, en algunos ambientes, fatal, tan mal que es aconsejable el uso de mascarillas éticas. No sé si una buena rociada de pachuli como el de Carmo arreglaría las cosas. Pero mucho me temo que el aroma es tan penetrante que, en defensa propia, habrá votantes que elijan hoy no acercarse mucho a las urnas, cosa que no solo no arreglaría las cosas, sino que evitaría oxigenar los estancos de aire podrido que hay que ventilar…
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