OPINIÓN

Lo urgente

¿A quién le importaba ese día como se nombra o se deja de nombrar a los consejeros de la radio y la televisión pública?

Felicidad Rodríguez

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El pasado viernes 1 de noviembre, Día de Todos los Santos, el día en el que se recuerda a todos los fallecidos, el Boletín Oficial del Estado publicaba una única resolución de las Cortes Generales, del Congreso de los Diputados. Se trataba de una resolución calificada como urgente y no, no se refería a ninguna medida que tuviera que ver con la espantosa catástrofe que había ocurrido pocos días atrás en Valencia y que también había afectado a otras Comunidades Autónomas. Se trataba de la publicación de la convalidación del Real Decreto-ley por el que se modificaba la ley de la radio y la televisión de titularidad estatal para adoptar medidas urgentes relativas al régimen jurídico de aquella. En definitiva, la modificación como asunto urgente de las mayorías parlamentarias necesarias para elegir a los consejeros de la radio-televisión española. Esa Resolución del Congreso publicada en el BOE del Día de Todos los Santos obedecía a la convalidación del Real Decreto-ley discutido en la Carrera de San Jerónimo, como asunto urgente en un pleno extraordinario, durante la mañana del miércoles 30 de octubre, un texto que salió adelante con los votos de PSOE, Sumar, PNV, Bildu, ERC y Junts. Esa misma mañana del 30 de octubre, mientras se debatía y aprobaba ese asunto tan urgente, los informativos ya avanzaban que, al menos, 92 personas en Valencia, dos en Castilla-La Mancha y una en Andalucía habrían fallecido como consecuencia de la peor catástrofe nacional que España había sufrido en las últimas décadas. Hoy, dos semanas después de aquel fatídico 29 de octubre, ya sabemos que las pérdidas humanas han sido mucho mayores, sin hablar de las condiciones materiales a las que se enfrentan miles de personas y del ingente trabajo y necesidad de medios que se requerirán para la reconstrucción de la que, hasta entonces, había sido una zona próspera del país. Pero ¿a quién le importaba ese día como se nombra o se deja de nombrar a los consejeros de la radio y la televisión pública? En Cádiz y en otros lugares de Andalucía las facultades interrumpían la programación académica en previsión de que se pudieran producir inundaciones en determinadas zonas, como luego ocurrió, mientras que todo el país seguía angustiado las noticias que desde el Levante se iban produciendo, asistiendo, sin palabras, al horror que se retransmitía en directo a través de las pantallas. En esos momentos todos nos olvidamos de Puigdemont y sus chantajes, del exministro Ábalos y sus presuntos tejemanejes, del software de la complutense o de la Sra. Gómez, de la financiación singular para Cataluña y de su nuevo régimen fiscal separado del resto, de la amnistía de los independentistas, de la dualidad existencial de Errejón y de sus denuncias por acoso. Por olvidar, hasta nos olvidamos de la próxima liberación de asesinos etarras que también segaron muchas vidas. Pero es que en esos momentos no había nada más urgente que intentar rescatar a personas aisladas, subidas en los tejados de sus casas o que habían pasado esa noche infernal agarradas a los árboles o a lo que pudieron agarrarse. Para otros, pocos afortunadamente, en esa mañana del 30 de octubre, lo urgente era como se nombraba a los consejeros de la radio y la televisión española.

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