Opinión
Un ruego a los Reyes Magos
En 2020, la edad media de acceso para profesor titular o catedrático médico vinculado a un hospital era de 56 años
La Consejería ha pedido al Ministerio que convoque mil plazas extras de formación MIR para intentar paliar el déficit de médicos, sobre todo en algunas especialidades, caso de Medicina de Familia o Pediatría.
Cierto es que para que los egresados de las facultades elijan algunas ... especialidades deficitarias es necesario que se den otras circunstancias que las hagan más atractivas, pero también es verdad que la estrategia de aumentar el número de estudiantes en las universidades, o el número de facultades, sin hacerlo en coordinación con la oferta de plazas de formación de especialistas, y de las necesidades reales de la población para la convocatoria de estas últimas, solo conduce a que haya un exceso de egresados médicos universitarios que no pueden acceder a la obligatoria formación especializada para trabajar en el sistema nacional de salud, y a los que solo les queda el recurso de emigrar para poder especializarse. No olvidemos que la formación médica es un continuum, pero que se realiza en dos fases. La primera, en las universidades; la segunda, en las instituciones sanitarias, imprescindible para titularse como especialista en cualquiera de las áreas y trabajar como tal en el sistema sanitario.
Si hacemos una comparación con cualquier otra profesión, los egresados de las facultades de medicina solo están a medio camino de convertirse en médicos de familia, pediatras, cirujanos o internistas. O lo que es lo mismo, podemos tener muchísimos egresados de las facultades y, aún así, ser deficitarios en especialistas. La falta de coordinación entre las instituciones implicadas, universidad y sistema de salud, es un problema no resuelto. Posiblemente en ello influya que una y otra obedezcan en su funcionamiento a planteamientos diferentes, lo que se hace evidente también en otros aspectos de la formación médica. Por ejemplo, no es raro observar que, en las convocatorias para profesor asociado en la facultad de medicina, no se contemple en los baremos el tener el título de médico especialista, un título oficial en todo el país, pero si el tener un título propio tenga que ver, o no, con la medicina. O que para los sistemas de acreditación universitarios la imprescindible función médica asistencial no se vea reflejada como merece. Circunstancias que están conduciendo a la pérdida, en algunos casos desaparición, de profesorado médico en las facultades de medicina, siendo sustituidos por otros titulados. Los datos de la Conferencia de Decanos dan cifras para reflexionar.
En 2020, la edad media de acceso para profesor titular o catedrático médico vinculado a un hospital era de 56 años y, en el conjunto de las 28 facultades estudiadas, el profesorado no médico superaba ya al de los docentes médicos, estando estos últimos agrupados en los rangos de mayor edad, próximos a la jubilación, mientras que los primeros ocupan las plazas de mayor vida y proyección académica. Partiendo de lo relevante que es la interdisciplinariedad, no menos importante es que existan profesores médicos en las facultades de medicina. Así que, por un lado, nos encontramos con falta de especialistas en el sistema, y por otro, con falta de profesores médicos en las facultades. A ver si los Reyes Magos nos resuelven el problema.