OPINIÓN

París, oro a la polémica

Ahora se centra en el boxeo femenino, una disciplina muy joven en la cita olímpica que tuvo que esperar hasta el 2012 en Río de Janeiro para ser admitida como tal

En Paris el medallero compite con la polémica a la hora de ocupar titulares. Ya desde la aburrida ceremonia inaugural, con la excepción del aplauso unánime a la aparición de Nadal y a la actuación de Celine Dion, tuvo más eco mediático la «innovadora» representación ... de la Última Cena de Leonardo, ¿o era el Baco de Velázquez al que se le añadieron personajes?, que el desfile de deportistas en sus barcos y barquitas. Ahora la polémica está centrada en el boxeo femenino, una disciplina muy joven en la cita olímpica que tuvo que esperar hasta el 2012 en Río de Janeiro para ser admitida como tal.

En nuestro caso podemos sentirnos orgullosos de que este año, por fin, hayamos tenido en el equipo español a la primera boxeadora olímpica. Aunque Laura no ha logrado esta vez una medalla seguro que ya está preparándose para lograrlo en Los Ángeles 2028. Bravo por ella y ojalá que en las próximas olimpiadas la acompañe alguna compañera más. Y esperamos también que, cuando ello ocurra, nuestras deportistas puedan competir en las mismas condiciones de igualdad que las contrincantes con las que deban enfrentarse.

El debate, como ya sabemos todos, está en la participación de dos boxeadoras que seguro se llevan medalla, polémica surgida ante las dudas sobre el sexo, masculino o femenino, de las deportistas. Aunque no se han ofrecido datos concretos, datos que entran en el ámbito de la intimidad, de lo leído en prensa sobre anteriores descalificaciones y el hecho de que esas deportistas hayan crecido como mujeres, parece, presumiblemente, que estemos ante casos de intersexualidad, personas en las que sus genitales externos tienen aspecto femenino pero que su dotación genética, la marcada por los cromosomas sexuales, corresponde a la de un hombre. Haría bien el Comité Olímpico Internacional en replantearse las categorías para participar en los Juegos.

La situación actual solo conduce a decepción y sufrimiento. Decepción y dolor para las boxeadoras que, impotentes, ven truncadas de antemano sus ilusiones de alcanzar medalla y también sufrimiento por parte de las boxeadoras que, aun alcanzando las medallas, no obtienen el reconocimiento de auténticas campeonas. Hemos visto como la propia boxeadora argelina se derrumbaba llorando tras ganar un combate. Asunto diferente es la situación en nuestro país derivada de la llamada ley trans, en la que se mezclan y confunden cuestiones tan distintas como orientación sexual, identidad sexual, expresión de género, estados intersexuales etc. etc. etc.

Con la Ley la persona decide libremente su sexo sin que tenga que entrar en cualquier otra consideración. Todos conocemos, por sus apariciones públicas, al militar que, teniendo un sexo biológico masculino, un fenotipo físico absolutamente de hombre, que desea seguir manteniendo su nombre de varón y que es padre biológico junto a una mujer, ha decidido hacer el cambio en el registro civil porque él, dice, sentirse mujer. Así que, a todos los efectos legales, porque así lo dice la Ley, es una mujer. Ya ha demandado al ministerio de Defensa por las condiciones de uso de los vestuarios femeninos. Lo que no tengo muy claro es, en el caso de que quisiera competir en alguna disciplina deportiva, en que categoría se le inscribiría.

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