opinión

Nueva etapa en la UCA

Se trata, de cualquier manera, de una realidad que no tiene marcha atrás porque así nació, por razones no estrictamente académicas

Aunque ya había tomado posesión formal, fue el pasado viernes cuando las voces de la Coral entonaron el Gaudeamus igitur y el Canticorum Jubilo para celebrar el acto solemne de investidura del nuevo rector de la UCA ante la comunidad universitaria, con el traspaso simbólico ... por parte del rector saliente de los atributos del cargo, medalla y bastón rectoral. Independientemente de que se coincida o no con todas las medidas tomadas en los últimos cuatro años, es necesario agradecer al equipo saliente su dedicación y servicio a la universidad y, por supuesto, darle la enhorabuena al nuevo Rector y desearle el mayor número de éxitos en la gestión de una universidad que el próximo octubre cumplirá 45 años. Casimiro Mantell es ya el octavo rector de la UCA desde que el Prof. Felipe Garrido fuese designado presidente de la Comisión Rectora en octubre de 1979.

Le siguieron los profesores Mariano Peñalver (1984-1986), José Luis Romero (1986-1995), Guillermo Martínez Massanet (1995-2003), Diego Sales (2003-2011), Eduardo González Mazo (2011-2019), Francisco Piniella (2019-2024) y, desde el viernes, el profesor Mantell. Una nueva etapa, sin duda ilusionante, para el rector y su equipo, la de llevar adelante un proyecto en el que se necesita la colaboración de todos los miembros de la comunidad universitaria; también de los que no forman parte de ella. No es tarea fácil el ejercicio de la función rectoral. A los desafíos y retos comunes de ámbito universitario, se suman necesidades que son muy diferentes para los distintos centros. Si para algunas facultades los problemas más acuciantes son los que se refieren a recursos humanos, en otros centros son las infraestructuras las que requieren mayor atención.

Y a los propios retos universitarios se suman, en no pocas ocasiones, las presiones externas que, también muchas veces, poco tienen que ver con cuestiones académicas y con lo que requiere la formación de los estudiantes. La Universidad de Cádiz se caracteriza, además, por su carácter multicampus y aunque se suele decir que esta circunstancia vertebra la provincia, la realidad es que supone duplicaciones académicas, mayores esfuerzos de coordinación y, en definitiva, un mayor coste para la universidad pública. Se trata, de cualquier manera, de una realidad que no tiene marcha atrás porque así nació, por razones no estrictamente académicas, la Universidad de Cádiz. Aunque formalmente tenemos 4 campus, por eso de las demarcaciones municipales, el de Puerto Real y el de Cádiz no tienen esas dificultades que refería antes, ni desde el punto de vista académico ni logístico. De hecho, Ingeniería se trasladó en el 2014 a Puerto Real porque se estimó lo más adecuado para las características de sus áreas académicas Por otra parte, cualquiera que viva fuera del casco antiguo de Cádiz tarda más en llegar y aparcar en el Rectorado que hacerlo en la Facultad de Químicas, por poner un ejemplo.

Ahora de lo que se habla es de Valcárcel, sobre todo fuera del ámbito universitario. Obviamente, los profesores, alumnos y el PTGAS de Ciencias de la Educación necesitan perentoriamente una adecuación de su edificio. De su ubicación definitiva, es mejor dejar a los afectados decidir lo que académicamente es mejor para ellos.

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