opinión
La Ministra contra los médicos
El texto de la ministra es un ataque directo a la profesión médica que necesita de una regulación específica propia acorde a sus funciones
Medicina, unos estudios eminentemente vocacionales en los que la competitividad para acceder a los 11 o 12 años de formación obligatoria se hace extremadamente dura. Y entre los que entran no son pocos los que, ya durante la carrera, piensan que su futuro está en ... lo mismo que están haciendo demasiados profesionales: emigrar allí donde su trabajo es reconocido y apoyado, renunciar a determinadas especialidades o directamente colgar la bata. Cuando los pacientes nos quejamos de las listas de espera y de otros problemas, las caras de los médicos que nos atienden no dejan traslucir el desánimo que ellos también sufren. Sobrecarga laboral, presión asistencial, falta de reconocimiento por el sistema, eventualidad durante años, horarios exhaustivos con unas guardias obligatorias a continuación, y sin descanso, de la jornada ordinaria. No pocos se llevan a casa la preocupación de si las decisiones tomadas en la hora 23 de trabajo continuado son las más adecuadas. El número de médicos que necesita apoyo psicológico para seguir trabajando alcanza ya cifras preocupantes. Y el Ministerio de Sanidad, en lugar de resolver el problema de falta de médicos, termina de dar la puntilla con ese Estatuto Marco cuya única virtud ha sido la de unir en su contra a todos los médicos de España independientemente de la Comunidad en la que trabajen y de sus colores políticos. El texto de la ministra es un ataque directo a la profesión médica que necesita de una regulación específica propia acorde a sus funciones, las del médico, a sus responsabilidades, las del médico, y a la formación requerida para ejercerlas, las específicas del médico. No se puede hablar de calidad de atención a los pacientes cuando se desprecia a los que tienen que diagnosticar y tratar. Están convocadas manifestaciones en todo el país y, aunque los médicos suelen ser reacios a huelgas, si ellos no defienden la adecuada atención médica al paciente, está claro ya que, con el Estatuto de la ministra, nadie más va a hacerlo.