OPINIÓN
Indulto para el dios Momo
A Momo habría que indultarlo, hacerlo hijo adoptivo y, junto a nuestras chirigotas y comparsas, nombrarlo embajador ante todos los foros nacionales e internacionales
Hoy descuelgan al dios Momo del balcón del Ayuntamiento para enviarlo a la hoguera que tienen preparada en San Antonio. Una auténtica lástima. Que quemen a la bruja Piti y, de camino, al Baco de las Puertas de Tierra me parece muy bien, pero la quema del Momo la veo injusta y extremadamente desafortunada por mucho que mañana sea Miércoles de Ceniza y se acabe, en teoría, el tiempo de carnaval. El Gueli debería resistirse a la quema. En la Asamblea de los dioses olímpicos, Luciano le hace decir a nuestro protagonista que, por otra parte, más que griego debería ser gaditano: «Te pido Zeus que me dejes hablar con franqueza, pues no podría hacerlo de otra manera; sabéis lo libre que es mi lengua y no podría silenciar nada que no esté bien». Momo es el dios de la burla desvergonzada, de la sátira y del sarcasmo, pero también de la crítica, de la ironía, de la denuncia de lo que está mal y, por si fuera poco, también de los poetas. Un personaje sin pelos en la lengua y con mucho arte que, posiblemente, algo habrá tenido que ver en eso de insuflar el espíritu de las musas en tantas chirigotas gaditanas. Porque a no callar nada que no esté bien, y a hacerlo con gracia e ironía, nadie gana a nuestras agrupaciones. Este año la Juani, los James Bond con oficina en la plaza Mina, los cagones, los calaítas, los hermanos del buen fin, los butaneros, los disléxicos y todas las demás lo han demostrado con todo el arte del mundo. Que diferencia con los aspavientos, la desfachatez contradictoria o los insultos sin imaginación a los que muchos nos tienen acostumbrados durante todos los días del año. A Momo habría que indultarlo, hacerlo hijo adoptivo y, junto a nuestras chirigotas y comparsas, nombrarlo embajador ante todos los foros nacionales e internacionales que se precien. Cuanto ganarían muchos diarios de sesiones si se sustituyesen tantas intervenciones por otros tantos pasodobles y cuplés gaditanos. Con ello y con un poco de suerte igual el mundo empieza a ir un pelín mejor.
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