OPINIÓN

Nuestros datos en la nube

Parecería más fácil que todos los europeos tuviéramos una tarjeta personal con nuestros datos incorporados, como ocurre en otros aspectos de la vida, pero va a ser que no

Felicidad Rodríguez

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Un reto hasta ahora nunca logrado es el de interoperabilidad para compartir historias clínicas entre los diferentes sistemas de salud de nuestras 17 Comunidades Autónomas, de manera que si nos ponemos enfermos en Tarragona nos puedan atender como si estuviéramos en nuestro propio centro de ... salud. Pero parece que eso va a solucionarse porque el Espacio Europeo de Datos Sanitarios que desarrolla el Parlamento Europeo contempla la interoperabilidad para toda la UE, y así si nos enfermamos en Eslovaquia no vamos a tener ningún problema. Una, que de plataformas sabe poco, se pregunta la razón por la que algo al parecer tan difícil aquí resultará factible para 27 países tan diferentes, muchos de ellos con sistemas de salud no digitalizados totalmente o con tecnologías más antiguas que las nuestras. Parecería más fácil que todos los europeos tuviéramos una tarjeta personal con nuestros datos incorporados, como ocurre en otros aspectos de la vida, pero va a ser que no. Aquí hay que tener, sí o sí, toda nuestra información clínica y genética en bases de datos que se puedan ceder; posiblemente porque en ese ambicioso proyecto de la UE, más que la atención médica lo relevante es el uso secundario de esos datos. Y, por supuesto, que ello sería muy relevante y positivo para la investigación, si no fuera por el riesgo que supone la diversidad de fines que se proponen para su uso. Una no deja de preguntarse cómo se van a proteger esos datos, protección recogida como derecho fundamental por nuestra Constitución, como la gran plataforma va a estar blindada ante ciberataques, como y para qué se van a ceder nuestros datos, como se va a evitar su comercialización o por qué se pretende excluir el consentimiento personal para la cesión de los propios datos. En fin, toda nuestra información más íntima estará pronto en la «nube»; no tengo, sin embargo, tan claro que el médico eslovaco, o tarraconense, tenga tan pronto la posibilidad de atendernos como si no nos hubiéramos movido de Cádiz.

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