OPINIÓN
Los costes y los gastos extras
Mucho me temo que, tras las navidades, la cuesta de enero no solo se va a hacer más que dura, sino que a saber hasta cuando va a extenderse
Con el puente de la Constitución hemos entrado de lleno en esa época del año en la que nos gastamos lo que no tenemos. Nos pasa igual que al gobierno, porque a saber de dónde va a sacar nuestro presidente todo lo que tiene prometido ... para asegurar eso que, al parecer, es imprescindible para la convivencia nacional. Posiblemente, endeudándonos hasta las cejas. Realmente si que hay una diferencia.
En navidades, todos, o casi todos, gastamos y todos, o casi todos, disfrutamos de lo gastado. Me da que, en el otro caso, solo unos pocos van a disfrutar, mientras que la mayoría van a ser los paganinis de la fiesta a la que, por supuesto, no están invitados. Con esto de la amnistía, y todo lo que la rodea, se han barajado cifras diversas. Primero, la amnistía económica acordada con los independentistas catalanes de condonación de su deuda por un valor de 15.000 millones, ahorrándose además la Generalitat de pagar los 1.300 millones de intereses.
Para que las otras Comunidades no se revuelvan ya se ha anunciado que esa liberación de obligación de pago se extendería al resto, lo que supone alrededor de 88.000 millones de euros según la Fundación de Estudios de Economía Aplicada. Claro que los 15.000 millones perdonados a Cataluña solo supone el 20% de la deuda que esa Comunidad Autónoma tiene con el Estado a través del Fondo de Liquidez Autonómica, una deuda que ascendería a 73.000 millones de euros. Si se perdonarán esos 58.000 millones de euros restantes solo Puigdemont y el presidente lo saben. A todo ello habría que sumar la cesión que se haga sobre los tributos estatales recaudados en Cataluña, con la consiguiente disminución de los ingresos estatales, sin olvidar lo que se haya acordado para mejorar, más aún, la financiación del País Vasco. Ni en sueños hubiese imaginado que España tuviese tanto dinero. Mucho me temo que, tras las navidades, la cuesta de enero no solo se va a hacer más que dura, sino que a saber hasta cuando va a extenderse. Y luego están los gastos extras. Peccata minuta. Porque imagino que las vergonzosas negociaciones secretas en Suiza, sobre asuntos nacionales que deberían discutirse en el Congreso, que para eso el legislativo es un poder independiente del ejecutivo o eso dicen, tampoco han debido ser a coste cero. Supongo que al verificador internacional, que no se sabe muy bien que va a verificar si Puigdemont lo tiene todo bien atado en Moncloa, le habrán pagado el viaje, que no sería en turista, y el alojamiento, además de la minuta que no sabemos a cuánto podría ascender.
Igual también han tenido que hacer frente a los costes de traducción simultánea español-catalán durante las negociaciones. Pero eso son solo gastos menores. De hecho, los gastos extras de introducir el catalán, y de paso, el gallego y el vasco como lenguas oficiales de la Unión Europea, 132 millones de euros al año, representan solo el chocolate del loro. Así que, a gastar, como si nos sobrase el dinero, que la convivencia nacional lo merece. Aunque, ya puestos, también podrían hacer un esfuerzo para que el español, idioma común de 48 millones de europeos, sea también idioma de trabajo, junto al inglés, el alemán y el francés, lo que, por otra parte, al ser ya lengua oficial, no costaría mucho más.