Opinión
Colapsos
Aunque los virus circulan durante todo el año es en esta época cuando, por la bajada de las temperaturas y las multitudinarias reuniones propias de las pasadas fiestas, lo hacen a sus anchas
No hay nadie en Cádiz, ni en el resto de España, que no tenga un familiar, amigo o conocido que no esté en la cama, hecho polvo, afectado por algún virus respiratorio. Aunque los virus circulan durante todo el año es en esta época cuando, ... por la bajada de las temperaturas y las numerosas y multitudinarias reuniones propias de las pasadas fiestas, lo hacen a sus anchas. Rinovirus, norovirus, el sincitial respiratorio, el coronavirus o el de la gripe cuyo pico por nuestra zona todavía no se ha alcanzado. Por si no estuviera tensionado ya suficientemente el sistema, y ya veremos si el lío con MUFACE no lo tensiona todavía más, las afecciones respiratorias están produciendo colapsos en urgencias, un aumento considerable de los ingresos hospitalarios e incluso, en algunos casos, con plantas enteras ocupadas por estos pacientes, lo que obviamente complica la atención a otros tipos de patologías y al trabajo de un ya sobrecargado personal.
Por si fuera poco, el porcentaje de vacunaciones ha disminuido y se detecta una mayor reticencia a hacerlo, posiblemente por lo que corre en las redes sociales, olvidándonos que, aunque cualquier tratamiento, sea el que sea, puede tener efectos adversos o dar complicaciones, los beneficios superan con mucho a los riesgos, y que las vacunas, desde que se inventaron, han salvado millones de vida. No digamos cuando la infección afecta a personas en condiciones de fragilidad, con patologías crónicas o a mayores. Y, encima, como la memoria reciente parece que no la tenemos adecuadamente configurada, nos hemos olvidado de las medidas preventivas más básicas y eficaces. Ya no nos preocupamos tanto, como hacíamos hace apenas tres años, de lavarnos las manos adecuadamente, mientras que las mascarillas han desaparecido prácticamente de los espacios cerrados; incluso se mira raro si vemos a alguien con ella puesta.
En fin, nos olvidamos que, como casi todo en la vida, todos y cada uno de nosotros podemos contribuir a no complicar más la situación.
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