OPINIÓN

Nuestra Benemérita

La lacra de la droga, las relaciones de las narco-mafias con el tráfico de seres humanos no pueden sernos ajenos

«Y a hombros de tus compañeros te despiden para siempre; que sepan ya que los héroes verdaderos visten de azul o de verde». Es la letra de un pasodoble que Jesús Selma «Melli» escribía en 2018 en homenaje a Diego Díaz, un guardia civil ... que murió mientras salvaba la vida de varias personas. El viernes 9 de febrero mientras todos disfrutábamos con la final del Falla, unos pocos héroes se jugaban la vida en una balsa de juguete. Porque eso es lo que hace la Guardia Civil en nuestra tierra; jugarse la vida para que los demás podamos vivirla con tranquilidad. Seis profesionales como la copa de un pino que se montaron en una zodiac, porque las patrulleras estaban estropeadas por enfrentamientos previos, para cumplir con su trabajo; héroes que sabían de antemano que poco podrían hacer ante el embiste de una narcolancha de 14 metros contra su bote, como finalmente ocurrió. Un asesinato en toda regla porque los que embistieron sabían lo que hacían; iban a matar. Y así, cumpliendo con su compromiso de defendernos contra la delincuencia, murieron David Pérez y Miguel Ángel González mientras que otro compañero quedó herido y ojalá se recupere pronto. Todos los homenajes que podamos dedicarles serán pocos, pero el reconocimiento que merecen no será tal si no viene acompañado de justicia y de la reclamación de los recursos necesarios para hacer frente a unos narcoterroristas con mucho dinero, con super embarcaciones que ni soñando tiene la Guardia Civil; en definitiva, unos delincuentes con muchos y mejores medios que los que se les dota a nuestros agentes. El asesinato ha ocurrido durante nuestra fiesta grande, esa en la que con coplas y pasodobles criticamos y reclamamos todo lo criticable y reclamable. Hace algunos años el coro Tócame de Julio Pardo y el Canijo homenajeaban en una de sus letras a quien podría ser un agente anónimo de la Guardia Civil o de la Policía Nacional, aunque siempre serán pocas las veces que podamos hacer ver con nuestras críticas y demandas, ya sean escritas o cantadas, la labor que en nuestra tierra hace la Guardia Civil o las condiciones impresentables, por mucho que diga el ministro, en las que sus agentes trabajan, sirven, diariamente en el litoral gaditano, desde la Atunara linense hasta el Guadalquivir. Porque el narcotráfico y todo lo que implica nos atañe a todos, no solo a los Cuerpos de Seguridad, jueces o fiscales. La lacra de la droga, las relaciones de las narco-mafias con el tráfico de seres humanos no pueden sernos ajenos; como tampoco puede sernos indiferente el que haya gente que jalee a los que impunemente se mueven por nuestros puertos; de hecho, ya están en libertad, con cargos pero en libertad para seguir apoyando a las redes del narcotráfico los que iban a recoger a los tripulantes de la narcolancha. Por eso, el homenaje a nuestros guardias civiles no sería tal si no reclamamos y logramos que se les den todos los medios y recursos que necesitan, cuesten lo que cuesten. También para que, de una vez por todas, sea delito el abastecimiento en el mar de las narcolanchas, y para que se den a los jueces y fiscales las herramientas que eviten que los narcotraficantes, y los que les dan cobertura, queden impunes y sigan delinquiendo mientras esperan juicios.

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