Un cero con alma

Esas cosas duelen y entiendo que alguien se piense mucho si merece la pena seguir cuando se recibe un trato así. Pero esta fiesta tiene un componente que, por muy manido que esté en letras de Carnaval, no deja de ser una verdad absoluta. Su gente. El público suele regalarte momentos que te aportan unas sensaciones imborrables. Y cuando perciben una injusticia, más aún.

Eso le ha pasado al Bizcocho. Y su chirigota de este año se nota que está engendrada desde esa sensación. Y el resultado ha sido magnífico. No sé qué pasará en el concurso, tampoco si Los mi Alma mantendrán el nivel o si habrá una, seis o quince agrupaciones mejores, pero lo que recibió de Cádiz el otro día Antonio y su gente se lo merecían. Y eso ya ningún jurado podrá quitárselo.

Un sinsabor puede crear el efecto contrario. Esa rebeldía que suele tener Antonio le ha hecho ser, por ahora y con una semana aún de estreno de coplas, una de las sensaciones de este Carnaval. Ya lo vivió con el finado Manuel y ahora sus fantasmas han vuelto a caer de pie.

Y yo que me alegro. Porque Antonio es uno de esos tipos que viven el Carnaval de una manera sana. Sabe encajar los golpes y también sabe cómo disfrutar de su pasión. Nunca piensa en el mal ajeno y va con la sonrisa pegada a la cara. Esta gente dan mucha salud al Carnaval. Y además de su enorme talento es un buen tío. A este tipo de personas todo lo bueno que le pase se lo tienen merecido. Y porque saber convertir un cero en un sobresaliente en pocos meses no está al alcance de cualquiera…