Epístola Philippi patris
San Pablo nunca necesitó recurrir a las matemáticas. Felipe sí.
El ex Presidente González ha escrito una emotiva carta de amistad a su amigo Pepe. Esa carta, cuyo objeto es la comunicación entre remitente y destinatario, nunca debió trascender del ámbito privado de la comunicación entre amigos. Pero, su emisor ha considerado conveniente exaltar la ... amistad para conocimiento público (remitido) de su contenido. Felipe es como Pablo. Este escribió «la Carta de Pablo a los Romanos». «Tenía amigos y estaba agradecidos por cada uno de ellos». En «Romano 16», hace mención a treinta y cinco personas, la mayoría eran amigos de Pablo. Conocidos o desconocidos para Pablo, todos ellos eran importantes para él. He de suponer que unos más que otros. En 1996 se refirió a los que no eran sus amigos, echándoles encima un dóberman.
Ahí se distancia de San Pablo y sus caminos se bifurcan para siempre. San Pablo nunca necesitó recurrir a las matemáticas. Felipe sí. Y no sólo las necesitó para analizar las mayorías electorales y conformar gobiernos con otros, sino que aprendió a marchas forzadas las ecuaciones de primer grado. «Felipe scit quid gradus aequationis primus sit et scit quomodo «x» purgare «x» scire quis sit». Como no se supo despejar adecuadamente la «x», los jueces nunca aprendieron matemáticas, la «x» lleva vagando en el limbo desde entonces. Sólo eso justifica su oficio como «hombre de compañía». En compañía de Felipe y 7000 acólitos más, Barrionuevo y Vera entraron en la cárcel de Guadalajara. No sólo fue hombre de compañía, sino también de «compañías», como Filesa, Malesa, Timne export…El «caso Filesa» como se le conoce, fue un caso de corrupción consistente en la creación de una trama de empresas, cuyo fin era la financiación ilegal del PSOE, para hacer frente a los gastos originados por las campañas electorales del año 1989. Marino Barbero, magistrado del Tribunal Supremo fue el juez instructor del «caso», dictando auto de conclusión del sumario contra 39 personas, imputadas por los presuntos delitos de falsedad en documento mercantil, fiscal, malversación de fondos públicos, apropiación indebida, falsedad en documento público, delito monetario, tráfico de influencias y asociación ilícita. De la investigación se desglosó posteriormente el Caso Ave, ambos seguidos como consecuencia de la misma querella. Desde entonces existe el término «sociolistos».
La historia se repite. Se vuelve a hacer de manera ostentórea la exaltación pública de la amistad. Pepe siempre Pepe. Antes y ahora. La sentencia de entonces, situaba a Pepe al frente de la primera acción reivindicada por esa «banda», dirigida por altos cargos del Gobierno del PSOE, con la colaboración de policías y mercenarios. Ahora, Pepe, el otro Pepe, pasó de ser Consejero de Hacienda a Presidente de la Junta de Andalucía. En el caso ERE, los informes de la Guardia Civil, las resoluciones de los fiscales y los autos de la juez, justifican sobremanera el cambio de denominación del «caso». Cosa de uno o dos golfos, tal y como todo comenzó, pasó a cuatro, así lo denominó la que fuera Consejera de la Presidencia Mar Moreno y luego pasó a ser cosa de una «organización criminal». Organización criminal institucionalizada, como fue calificada por la UCO y recogida en el Auto de Alaya. La historia se repite. Debe ser cierto la consideración cíclica de la misma. Antes se financió al PSOE para echar el resto en la campaña electoral de 1989. Ahora se apuntala un «Régimen» corrupto para seguir en el poder. Otra vez el PSOE. Manejando una Administración desde 1978. El Tribunal Supremo ha vuelto a sentenciar y condenar. Pepe ha sido condenado por prevaricación y malversación. Felipe ha hablado a través de una epístola en toda regla. Enuncia las razones por las que mantienen la confianza en él: «por su competencia intelectual, por su vocación de servicio público, por fomentar la convivencia democrática y la libertad y por su intachable integridad moral». Se equivoca el ex Presidente. Mantener el poder y al precio que sea, es el motivo último de los casos de corrupción política examinados. EL TS lo dijo en 1997 y lo vuelve a decir ahora en 2022. Ahora no se cuestionaba el robo. Se dilucidaba la prevaricación y la malversación. Y todo ello para seguir ostentando el poder.
Debemos plantearnos, aunque González no lo haga, la siguiente pregunta: ¿por qué debo obedecer la Ley? Y la respuesta es clara: porque es la Ley. Y es su incumplimiento, el que exige la existencia de la maquinaria judicial, para obligar a su cumplimiento. Los que la incumplen suelen ser denominadas delincuentes comunes. Difícilmente presentan estos una justificación moral para sus actos. En el mundo político existen ciertos incidentes, que para algunos justificarían su incumplimiento por razones de principio y que lo justifican por razones morales o políticos. Son lo proclamados a veces presos políticos, pretendiendo ser tratados de forma diferentes a los delincuentes comunes. Es la pretensión de los delincuentes separatistas catalanes y presos de ETA. Quizás González omitió en su epístola esta posibilidad. Se ha malversado y así retuvieron el poder. De esa forma se ocupó la estructura política administrativa por mucha gente, sin la preparación mínima exigible desde 1987. Eso también es corrupción. La «memoria histórica» me lleva a equiparar en cuanto al tiempo, 40 años más o menos, al régimen autoritario y corrupto del caudillo, con el otro «régimen clientelar y corrupto erigido en organización criminal». El poder corrompe. Cuarenta años ni le cuento.