Tribuna

Las fuentes de Versalles y de la Granja de San Ildefonso

Las fuentes de La Granja estarán operativas este año porque se cumple el tricentenario de la inauguración del palacio, una oportunidad para disfrutar del espectáculo

Fuente en La Granja

Enrique Tapias Herrero | Doctor en historia

La nostalgia de una juventud disfrutada en el palacio de Versalles perseguía a Felipe V. En 1721, una vez finalizada la Guerra de Sucesión, y a pesar de los problemas financieros que le acosaban, decidió construir un palacio en un lugar que le encantaba, en la Granja de San Ildefonso, al pie de la sierra de Guadarrama. Este palacio sería el refugio de los futuros monarcas en su período estival, escapando de las altas temperaturas de la capital madrileña. Naturalmente no podría tener las dimensiones de Versalles ni presumir de las 55 fuentes que lo adornaban, pero de lo que estaba seguro es que no tendría los problemas de escasez de agua que se le habían planteado a su abuelo Luis XIV.

El pasado día 4 de abril el diario El Mundo publicaba un artículo en el que recordaba la admirable obra de ingeniería hidráulica de 14 kilómetros de tuberías, que se había construido en el palacio de la Granja en el siglo XVIII para llevar agua a sus 27 fuentes monumentales inspiradas en la mitología clásica. La calidad del trabajo realizado permite que hoy se mantenga operativo en casi su totalidad. Encontrarse al pie de la sierra tenía sus ventajas para tener un caudal de agua asegurado.

Por el contrario, los recursos que tuvo que emplear el rey galo para llevar el agua del Sena a las fuentes de Versalles, fueron incontables. La obra de ingeniería gala conocida como la Machine de Marly marcó un hito en los trabajos hidráulicos de la época. La Machine, que comenzó a operar en 1685, se encontraba a siete kilómetros del palacio y el agua debía salvar un desnivel de 150 metros. Tenía once enormes ruedas hidráulicas de once metros de diámetro. Como la técnica de entonces no permitía un bombeo de más de 50 metros, hubo que construir dos estaciones intermedias hasta alcanzar la altura de la colina desde donde un acueducto llevaría las aguas al palacio por gravedad. Para ello se tuvo que abrir un brazo de agua en el Sena por donde se tomaba el agua necesaria.

El espectáculo de las fuentes en plena actividad es algo digno de visita tanto en Versalles como en La Granja, salvando las diferencias. Este año al cumplirse el tricentenario de la inauguración del palacio de La Granja de San Ildefonso son numerosos los días en que las fuentes se mantienen operativas. Habría que aprovechar la oportunidad.

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