OPINIÓN

El sobresalto

A eso nos están acostumbrando estos gobernantes que nos tienen sobresaltados a todos con tantas cosas que les pasan o por las cobras que les hacen sus propios aliados parlamentarios

El Diccionario de la Real Academia dice del sobresalto que es la sensación que proviene de un acontecimiento repentino e imprevisto, algo así como que llega impensadamente. A eso nos están acostumbrando estos gobernantes que nos tienen sobresaltados a todos con tantas cosas que les ... pasan o por las cobras que les hacen sus propios aliados parlamentarios.

Esta semana hemos tenido que volver a escuchar de boca del gobierno, una vez más, los noes a los síes que toda la gente presume, porque es que los ministros dicen una cosa, bueno la cosa que le dicen que tienen que decir, y la realidad es que, no ya la semana que viene, ni tan siquiera mañana, sino que, al momento de decirlo, ya hay alguien o algo que contrapone la cruda realidad a la misma martingala.

¿Qué no hubo negociaciones con el régimen bolivariano? Pues por lo que dicen que han dicho los hermanos Rodríguez las hubo y hasta con fotos enseñando «urbi et orbi» a esta singular pareja con el presidente al que no le dejan ser y con nuestros representantes, (dizque en la embajada española o donde more nuestro embajador), haciendo firmar a D. Edmundo su claudicación. Nada menos que la vicepresidenta del gobierno, Delcy, a la que se le tiene prohibida la entrada en territorio europeo, y su hermano, Jorge, que es el presidente de la asamblea nacional, dos Rodríguez dos, autores de varios sobresaltos a nuestro gobierno. Pero Exteriores es que no pasaba por allí.

No habían terminado de sonar las campanadas cuando les vino encima otro. Hasta tuvieron que mandar al motorista raudo a la Moncloa para llamar al presidente. Los de Junts se la volvieron a jugar votando que no en el Congreso. Y otra Ley para el cajón y otro debate que pierde este PSOE desaliñado. Pero, oigan, que no pasa nada, que no se cortan ni un pelín, que mañana vendrá otra cosa que hará olvidar la de hoy, porque se baja el telón y el sobresalto se esconde.

La semana avanza y Sánchez de nuevo en estado puro. Le sobrevino en las Cortes lo de D. Edmundo con los votos del PNV y se quedó solo después como pasó en la UE, pero tras el sobresalto su estrategia ha sido abrir un nuevo telón, la regeneración democrática, que, fíjense, a estas alturas, de qué nos van a regenerar.

Del ministro de los trenes mejor no hablar, porque vaya el verano que le ha dado a Sánchez desde que le nombró eso, más ministro de sobresaltos que de vías y de trenes porque no hay día en el que no pase algo que deje fastidiados a un montón de viajeros. Y, encima, la política interior le está saliendo respondona, vamos, sobresaltada, bien porque algún que otro líder del PSOE enseñe las uñas o bien porque Sumar o Podemos le sobresalte con algún nuevo disgusto.

De la exterior, mejor no hablar. Le ofrece el Sáhara a Mohamed y desde su reino vengan pateras y sobresaltos en la valla por no recontar lo malamente que nos dejó con Argelia, donde hasta entonces brillaban nuestras empresas y desde nos vendían el gas. Se hace un tour por la costa africana occidental y no hay día que no lleguen a Canarias desde allí uno o más cayucos con desesperados inmigrantes.

El mundo se ha sobresaltado estos días con la misteriosa maniobra de inteligencia militar que parecería de película si no fueren tan tristes y dramáticas sus consecuencias, pero es que, mientras explotaban los buscas, él seguía a lo suyo, dándole en La Moncloa una suerte de abrazos cariñosos al presidente de Palestina justo cuando la guerra en Oriente Medio ha subido vertiginosamente los niveles, allí donde están muchos soldados nuestros.

Y si aún fuera poco, sobresaltos en los Tribunales.

Vivir en sobresalto no deja gobernar con serenidad, porque el sobresalto deviene de lo imprevisto. Y el que no prevé, poco puede gestionar bien el pan nuestro de cada día.

Artículo solo para registrados

Lee gratis el contenido completo

Regístrate

Ver comentarios