Opinión

Progresistas y conservadores

«A mí, que tantos años he pasado trabajando ante la Justicia, me apena mucho que veamos hoy normal que haya jueces que se dejen tener como de izquierdas o de derechas»

Por este nuevo lenguaje del gobierno y sus alianzas que dócilmente continúan la prensa y sus colaboradores, muchas cosas están cambiando. Hoy les quiero referir ese manido binomio de progreso y conserva que gustan de hacer presente tantos propagandistas de la izquierda henchidos de ufanía ... y que repiten tantos periodistas y contertulios para, al eludir pronunciarse con lo de izquierda y derecha, hacer de una un beneficio y de la otra un veneficio.

Está perversión del lenguaje se extiende por doquier. Putin denuncia las escasísimas intervenciones que los ucranianos han llegado a hacer en suelo ruso amenazándonos a todos cuando sus militares llevan más de 300 días masacrando Ucrania, sus infraestructuras, sus casas, sus campos y su población. O los chinos, mosqueados porque el mundo les cierre sus fronteras por lo del Covid, con la que han dado estos años con sus controles. Es lo que me repele del lenguaje engañoso con lo de progresistas y conservadores que nos lanzan a diario.

Si hay algo menos progresista en el mundo es precisamente la izquierda que va coaccionando y limitando todas y cada una de las libertades en los países donde se hace con el poder del Estado. ¿Es que hay algo menos progresista que tratar de reducir las libertades individuales con el intervencionismo cada vez más creciente del Estado? El verdadero progreso está en la defensa del individuo, con sus aportaciones al bien común y facilitándole su propio derecho de asociación con el menor coste posible y no al revés.

Las democracias las hicieron los individuos, no los Estados.

Vamos a ver, el BOE ha cerrado 2.022 con 4.856 páginas. Y no les digo nada de las de los demás Boletines autonómicos o provinciales. ¿Se dan cuenta de la cantidad de disposiciones de la Administración que caben en todas esas páginas? Por mucho que a suerte de trapaza suelten lo de progresista, la España del 2.023 corre el peligro de volver a caer en el estatismo, de quienes se sirven del Estado para medrar y disponer.

El Estado es bueno cuando está comprometido en las competencias que los individuos le hemos otorgado, pero cuando se tiene como herramienta de poder, «pues ya está», puede convertirse en un tremendo leviatán. Una reunión de individuos hace Nación y, sin perder ese conjunto de individualidades, forjar unos entes que legislen conforme a los intereses generales así como un gobierno que sirva a su sociedad de individuos con leyes justas y sabias que protejan a quienes lo necesiten y controlen a quienes pretendan servirse de sus poderíos. Pero sin entorpecer las iniciativas privadas ni competir frente a sus empeños con el dinero de todos. Les decía lo del BOE, pero qué me dicen de cuántas empresas públicas hay aquí, cuántas Cajas de Ahorros regidas por políticos se tragaron lo que se tragaron y cuántos políticos son hoy altos empresarios o consejeros de fortísimas agrupaciones económicas.

Quedaba un tercer poder en el que muchos creíamos casi a ciegas. A mí, que tantos años he pasado trabajando ante la Justicia, me apena mucho que veamos hoy normal que haya jueces que se dejen tener como de izquierdas o de derechas ya que su función, dado el rol que tienen encomendado en una sociedad libre, debería ser neutral, equidistante y límpida como el cristal.

Termino precisamente con jueces y el lenguaje de las izquierdas. Si los del PSOE dicen que el PP es un partido anticonstitucional por la falta de entendimiento para nombrar los miembros del CGPJ, inconstitucional es el PSOE si no da su brazo a torcer. Cosas de su lenguaje, ¿no?

Ojo, por nuestra pasividad lo están consiguiendo y esto nos puede llevar otra vez al absolutismo del Estado con actitudes como la de pues ya está, el no es no o el sí es sí.

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