OPINIÓN
Programa, programa, programa
Nosotros, a votar y a ver cómo se sale de ésta
Lo acuñó con éxito Julio Anguita y ahí quedó para nuestra pequeña historia. Frases como las de que «el que se mueva no sale en la foto», «OTAN, de entrada, no» o «váyase, señor González», también de aquellos años, pero que dejaron huella de políticos y partidos que venían con propuestas.
De nuestra reciente actualidad nos quedan otras como el «No es No», lo del «comité de expertos», «jamás pactaré con Bildu», «no dormiría tranquilo con Podemos en el Gobierno», la tragedia del «Sí es Sí» o «yo cambio de opinión», pongo por caso, así que ya dirán ustedes.
El jueves empezó oficialmente la campaña, pero llevamos con ella desde 2022 y es tal el empacho de candidaturas y promesas electorales que estoy deseando que llegue y pase ese 23 de julio tan dicho y manoseado en el que la Iglesia Católica recuerda a Santa Brígida de Suecia y a los Santos Abilio Ramos, Bernardo de Alcira, Juan Casiano, Severo de Bizia y Valeriano de Cimiez.
El nombre de Brígida me suele traer al magín a un ama de llaves enjuta y enlutada y eso me da pena cuando, por mi edad, pertenezco a una generación que conoció aquel icono de nuestra juventud y estrella del cine llamada Bardot. Sé de otros Bernardos y Juanes que no celebran nada ese día. Abilio, Severo o Valeriano me suenan a profesores del colegio que, si viven, deben ser al menos centenarios, así que, como no tengo que felicitar a nadie en esa fecha por su onomástica, vayan mis mejores deseos de ese día para todos esos sufridos miembros de las mesas electorales que se lo van a pasar de rechupete por mor de la decisión presidencial de convocar elecciones ese domingo, en mitad de las vacaciones y de un anhelado puente laboral.
¿Pero qué sabemos de los programas de los candidatos? Conozco las 100 propuestas de Núñez Feijoo y su firmeza anunciada para derogar y cesar lo que pueda en sus primeros 100 días, especialmente lo apoyado por Bildu, pero, del otro lado, me da que sigue produciéndose una constante catarata de ocurrencias que cada día van soltando los líderes y que me resultan muy difíciles de recordar por ese desorden en el que vienen llegando.
Sumar, cada día, tiene una, y también una ideología para cada territorio pues, según donde se presenten, son afines y ambivalentes al separatismo o no. La señora Díaz, magnífica evolución camaleónica de la política de izquierdas, que ha ido presentándose de morena a rubia por el PC, IU, alguna Marea, Podemos, Sumar y ahora Sumar-Podemos, es persona muy difícil de entender en lo que quiere y, a mi modesto comprender, harto desordenada por todo ese maremágnum de siglas e ideas que lanza y retira con una ideología distinta según donde se presente.
El PSOE de Sánchez también cambia mucho de opinión, firme en eso tan progresista de transformar lo dicho y comprometido en cambiar de opinión, coincide con la vicepresidenta prometiéndonos ambos millones y millones de €uros para hacer cosas que antes, no sé por qué, ni se le ocurrió a ninguno de los dos, ni tan siquiera esbozaron, así que de esta suma me queda esa incógnita permanente por ver dónde pueda llegar este tándem Sánchez-Díaz.
De VOX conozco que quiere hacer valer sus votos para engancharse a eso que llama la derechita cobarde y, en su amor a España, coger plaza en las autonomías como sea, pero poco más. Por supuesto, de los independentistas catalanes y vascos que se quieren ir de España, nada, que son muy suyos. Y los del PNV, a verlos venir, a ver a cuánto sale el kilo de escaño el día siguiente al de las elecciones. «Hitza eman», creo que dicen en euskera por «dar su palabra», pero éstos, o no son muy dados a ello o no son tan vascos.
En fin, de san Fermín a Santiago que ojalá, en su martes 25, traiga algo más claras las cosas. Nosotros, a votar y a ver cómo se sale de ésta.
