OPINIÓN
Las cosas que están pasando
Que el germen de toda esa actual izquierda radicalizada que abunda en nuestro país se nutrió en la Venezuela bolivariana bastante antes de las acampadas de la Puerta del Sol
Las nuevas tecnologías tienen muy buenas cosas aunque estén manejando sus hilos de alguna manera, cuanto menos, desconcertante. Y digo, cuanto menos, porque muchas veces me pregunto quién tira de ella, dónde se anida nuestra información más propia y por qué la máquina, luego analizada ... por alguien asaz perspicaz, parece mandar sobre nuestras voluntades. Pero bien, cojamos lo que nos pueda servir y luchemos contra lo que nos quiera manejar.
Les digo esto porque esta semana he participado en un seminario virtual organizado por la universidad norteamericana Miami Dade College en cuyo programa hablaron tan señalados panelistas como un ex presidente del gobierno español, dos ex presidentes de repúblicas americanas y un significado elenco de profesores, investigadores, eruditos, estudiosos y muy reconocidos divulgadores del pensamiento político y social, ofreciéndome en el mismo una inmerecida participación.
El lema bajo el que participamos ya era de por sí atractivo, además de doble, al albergar en su enunciado dos importantes cuestiones, «La judicialización de la política» y «La mentira como fisiología del poder» .
Los temas elegidos eran de rabiosa actualidad tales como los orígenes del «lawfare», entendido como la guerra judicial, y la polarización política; el gobierno judicial con su interrogante de garantía o desviación de la democracia; la estrategia de la desinformación en los casos de Cataluña y del conflicto en el Medio Oriente; rupturas constitucionales en Hispanoamérica, (Chile o El Salvador); las reelecciones de los gobernantes y la alternabilidad en la democracia; la criminalización sistémica de la política; redes digitales y representación política; el crimen organizado transnacional y su presencia en el Estado en Iberoamérica; el control de la gobernanza digital en el siglo XXI; los golpes de Estado judiciales y sus casos en los Estados Unidos o en Iberoamérica; las agendas globales sin Estado de Derecho, (Puebla, Davos, ONU-2030, Rusia/China), o una visión generalizada sobre los perfiles del Estado de Derecho en Hispanoamérica para el siglo XXI que, como podrán estimar, llenaron de contenido los tres días del Seminario.
Y una grata situación para quien esto les escribe hoy, que fue invitado a impartir la última sesión de este encuentro, quizás, en mi actual condición de director de la Real Académica Hispanoamericana ya que, si bien el concepto latinoamericano se desgranaba a veces en las intervenciones, imperó lo de Hispanoamérica y, en alguna ocasión, Iberoamérica, pues no en balde surgieron, y cómo no, las circunstancias particulares del Brasil.
Lo español salió más de una vez, como era de esperar, pues algunas figuras bien señaladas de la izquierda española, posiblemente más radicalizada, son tenidas en la propia página web del Grupo de Puebla como fundadores, como Adriana Lastra, portavoz del PSOE en el Congreso, el presidente José Luis Rodríguez Zapatero, la secretaria de Estado Pilar Cancela o la europarlamentaria Irene Montero.
Cuántas veces he recordado aquellas proféticas conversaciones con uno de los participantes del Encuentro hace ya muchos años, antes de que empezara todo lo que ahora tenemos. Que el germen de toda esa actual izquierda radicalizada que abunda en nuestro país se nutrió en la Venezuela bolivariana bastante antes de las acampadas de la Puerta del Sol porque, para los comunistas, una vez demolido el Muro de Berlín y diluidos en auténticas democracias los países del Este buscaron en estos grupos su sostén y su altavoz con notoria participación personal y de sus partidos, PSOE o Podemos.
Y lo que está pasando en aquellas tierras tan queridas, Occidente de nuestro Occidente, bien que pudiera pasar más pronto que tarde en estas nuestras, así, que ojito.